miércoles, 30 de abril de 2014

Capítulo 23

Ha pasado una semana. El sábado pasado fui la única que me quedé en casa ya que los demás querían ver el partido de fútbol, además de que Luke, Connor y Nate estaban convocados para jugar. Después de todo, dormir nada más que me dio más sueño de lo que ya tenía.
Ahora estoy en mi cuarto, con las manos extendidas mirando hacia el techo y un papel arrugado enfrente de mí. Nadie puede ayudarme a controlar todo esto que me está pasando, así que será mejor que empiece a centrarme en ayudarme a mi misma antes de poner en peligro a los demás. Por si acaso les da por entrar, he echado el cerrojo y he puesto la silla en el pomo para que no sean capaces de abrir la puerta de madera blanca.
Ahora bien, sé que soy capaz de producir fuego además de producirme muchas ampollas como precio, aunque solamente cuando estoy enfadada o nerviosa o cuando siento algo. Intento no pensar ahora en eso y empiezo a pensar en otras cosas, como el viento soplando en la ventana, las hojas de los árboles moviéndose al compás, el ruido de las gotas de lluvia caer sobre el suelo… No sucede nada. Eso es muy bueno.
Ahora fijo los ojos en el papel y pongo mis manos detrás de mí por si tengo tentaciones. Me fijo en el papel arrugado y todo lo que dentro tiene, aquellas palabras que descubrí después de tener una pesadilla con las sombras que hace que me enfade por lo temerosa que soy. No. No voy a ser más esa choca Cali que no hacía más que huir de sus problemas. Ahora tengo una ventaja: el fuego. Mis ojos se cierran por un momento y después, cuando vuelvo a abrirlos, el papel sale ardiendo.
Me pongo tan contenta que casi me pongo en pie para dar saltos de alegría, pero se me pasa cuando me doy cuenta de que no voy a ser capaz de apagarlos. Empiezo a pensar en extintores, agua, cualquier cosa con tal de apagarlo y de repente llaman a la puerta.
-Cali ¿estás despierta? Hoy toca salir a correr, ¿recuerdas?-es la voz de Luke, que hace que me ponga nerviosa. Mis manos empiezan a dolerme mucho, muchísimo y entonces, cuando Luke echa la puerta abajo, todo desaparece. El fuego del papel y de mis manos ya no es más que un rastro con humo.
Luke me mira asombrado mientras los colores se me suben a las mejillas. Creo que estoy más roja que su sudadera.
-¿Qué has hecho?-me pregunta pisando el papel.
-¿Qué he hecho?-inquiero, levantándome-.Has sido  tú el que ha echado mi puerta abajo. Podría haber estado en el baño y salir en toalla o…-las palabras se me quedan atascadas, no puedo decir delante de él desnuda sin que me vuelva completamente roja.
-¿Desnuda? Sí, entonces pagaría hasta por entrar.
Ignoro ese último comentario y entro en el baño para hacerme de nuevo la coleta. Luke me observa desde el marco de la puerta y empiezo a cabrearme de que esté así de estúpido. Simplemente él me cabrea. Su sonrisa, sus gestos…
Cuando termino, me canteo para mirarlo.
-¿Quieres una foto?
Luke parece despertarse de un sueño y de pronto su gesto es más duro. Me hace un gesto para que salgamos y yo lo sigo. Como desde hace dos días empecé mi entrenamiento, ahora tengo que ir a correr todas las mañanas para después entrenar de nuevo cuerpo contra cuerpo. No me hace mucha gracia nada de esto, preferiría estar en casa leyendo un libro sobre hechicería porque creo que con eso me enteraría mejor.
Hoy toca entrenar con Luke porque Caden tiene que trabajar, también me dijo que iba a comprar regalos para todos, yo no tengo dinero así que espero que les baste con unas felicitaciones hechas a mano. En fin, que hoy toca entrenar con Luke y no es que sea muy paciente conmigo. Hoy es el primer día que algo a correr y que prácticamente salgo de mi cuarto, no hemos tenido un fin de semana muy movidito, ha sido más bien de relax y eso ha hecho que me despeje más la mente.
Ya estamos en la calle y me arrepiento de no haber cogido otra chaqueta. Aunque si corro mucho puede que entre en calor enseguida.
-Esperaremos hasta llegar al bosque y después nos marcaremos la ruta indicada para practicar en un descampado ¿de acuerdo?-la voz de Luke hace que me despierte de mi mundo de pensamientos.
Asiento despacio mientras miro a toda la calle. Estamos en el centro de la ciudad y es un sitio por donde pasa mucha gente, pero hoy está desierto. Será porque no hace un tiempo como para salir y es, además, tiempo de estar con la familia. Yo ahora no sé si tengo familia.

Llevamos ya hechos como cinco kilómetros y todos corridos. Me estoy intentando acostumbrar a este aire gélido que se me mete en los pulmones y hace que sienta ganas hasta de morirme. Después de sentir el fuego creo que esto es un poco más reconfortante.
Luke se para a mi lado mientras pongo las manos en mis rodillas para tomar aire. Él no parece notar nada, ni siquiera el frío que hace. Empieza a estirar con una sonrisa dibujada sobre el rostro mientras mira al cielo.
-Venga. Suéltalo.
-¿Qué suelte el qué?-Luke parece estar divirtiéndose mucho con esto.
Me enderezo para mirarlo a los ojos, desafiante. Pongo los brazos como jarras y arqueo las cejas.
-Que soy una estúpida por intentar controlar lo del fuego, no tengo práctica corriendo y mucho menos en la lucha…-me quedo callada más que nada porque Luke me pone un dedo sobre mis labios y me hace retroceder hasta chocar contra un árbol. Sus ojos no me están mirando, sino que miran a nuestro alrededor como aquel que está buscando algo.
Me quedo tan embobada que ni siquiera me doy cuenta de que le puedo llegar a quemar. Luke está tenso y yo me contagio, poniéndome tensa también. 
Le aparto el dedo de mis labios de un manotazo y abro la boca para protestar qué ha sido eso, pero me quedo callada de nuevo cuando algo pasa a nuestro lado e impacta sobre el suelo lleno de hojas congeladas. Eso me ha pasado por la oreja y creo que ha sido una bala.
-Qué ha sido eso.-susurro por miedo de que nos escuchen.
-Cazadores.-me responde Luke sin apartar los ojos de nuestro entorno-.Furtivos puede ser, ellos no siguen las normas sino que nos matan porque sí.
Otra bala pasa zumbando a mi lado y casi se clava en el brazo de Luke, pero este es muy rápido como para no darse cuenta. Me agarra de la mano y empezamos a correr más bosque adentro seguido de unas voces. Hasta yo, que no tengo ningún poder en la visión, oído u olfato podría darme cuenta de que nuestros perseguidores no son nada sigilosos. Pasamos por encima de un árbol caído dando un salto, aunque yo más bien estoy siendo arrastrada por Luke, que no parece acordarse de que soy demasiado patosa como para saltar cosas que me llegas por la cintura.
Una, dos, tres balas nos apuntan pero ninguna llega a su objetivo. Estamos teniendo mucha suerte, pero eso está llegando a su fin porque nos paramos en seco ya que escuchamos más voces enfrente de nosotros.
-Están por todos lados.-jadeo. Intento coger aire pero Luke vuelve a arrastrarme hacia nuestra izquierda.
Mis pies parecen derretirse sobre tantas hojas húmedas y ramitas que no hacen más que crujir bajo nuestro peso. Ahora sí que me siento casi muerta, no me noto nada y mis pulmones están a punto de estallar. Aun así sigo corriendo, no estamos en ningún entrenamiento, esto es verdad, alguien nos está siguiendo y aunque no es nuestro verdadero enemigo sí que quiere darnos caza.
Llegamos a un descampado con todos los árboles a nuestro alrededor. Las voces se escuchan mucho más cerca, las balas pronto podrán alcanzarnos.  Luke parece que no tiene ninguna idea de qué podemos hacer.
Mi mente va mucho más deprisa que todo lo que está ocurriendo a mí alrededor. En uno de los momentos miro a una de las balas que se acercan a nosotros estar ralentizada, puedo ver el aire flotando a su alrededor, como en las series, cuando recrean el escenario de un crimen. Solo que aquí no va a haber ningún asesinato.
Coloco a Luke detrás de mí y me quito los guantes. Empiezo a pensar en esta mañana, cuando he conseguido hacer que un papel echase humo, sé que esto es mucho más grande y peligroso pero prefiero morir por mi causa que por unas personas que no conozco y quieren exhibirme como trofeo.
-¿Cali, qué estás haciendo?-Luke me toca el hombro y cuando me canteo para mirarlo sus ojos expresan lo que su mente ya sabe-.Oh no, ¡no, no y no!
-Sí.-respondo canteándome para extender mis manos y concentrar todo mi poder sobre ellas. Es una estupidez, una de las grandes, pero no se me ocurre qué más hacer.
En un momento no ocurre nada y en el otro estamos rodeados por fuego. Fuego que tengo bajo control y alejo de nosotros para que no nos quememos vivos. La expresión de Luke relata algo que yo estoy sintiendo ahora mismo: incredulidad. No me puedo creer que sea capaz de hacer esto mientras unas personas se acercan a nosotras y empiezan a gritar. Aún así intentan lanzar más balas con sus pistolas. Extiendo las manos que no paran de cosquillearme y de mis dedos salen lenguas de fuego, como la primera vez en el instituto. Las echo a un sitio donde no hay nadie para que se acobarden y salgan huyendo. Después de otros gritos, se marchan. Ni siquiera he podido verles los rostros a través de fuego naranja.
Me siento bien. Me siento estupendamente. Más por saber controlarlo que por no haber perdido mi vida. Quiero más, quiero seguir echando fuego por mis dedos, es una sensación que no había experimentado antes: triunfo. Me siento orgullosa de mí misma.
-Cali.-Luke me pone una mano sobre el hombro y el fuego que tanto me había costado crear se apaga de sopetón.
Me canteo para mirarlo. Ahora me siento muy cansada, como si el fuego hubiese sido el único que me daba el aire que respiraba. Siento que me ahogo. Las piernas empiezan a fallarme. Los brazos de Luke están ahí para cogerme antes de que me dé contra el frío suelo.

Me despierto con un dolor de cabeza tan fuerte, que no me doy cuenta de que me están hablando hasta que no veo los labios de Aubery moverse. Ella está echada hacia delante sobre mí para mirarme y noto su mano sobre la mía además de una sensación de cosquilleo encima de ella. Me está curando.
La verdad es que me siento bien, quitando de que tengo un calor tan extraño que no me importaría poner el aire acondicionado al máximo y un dolor de cabeza que ni yo misma sabía que se podía tener.
-…el poder casi te consume.-me va diciendo Aubery cuando soy capaz de concentrarme en lo que me dice.
Ahora miro a mí alrededor. Están todos, Nate sentado en el suelo; Caden apoyado en la pared; Connor mordiéndose las uñas y Luke con cara de alivio, supongo que será de que yo haya abierto los ojos.
Intento incorporarme, pero Aubery me pone una mano en el hombro envuelto en una toalla húmeda y fresca, mi amiga hace presión para volverme a sentar. Sus manos ya no están sobre las mía y ya no siento el dolor de cabeza, pero sí la sensación de calor.
-¿Es que no oyes Cali? ¡Dios mío estás ardiendo y tú pretendes levantarte!
-Sí, antes has dicho algo de que el poder casi me consume…-recuerdo tocándome la frente con el dorso de la mano. Me siento como si una apisonadora hubiese pasado encima de mí.
Estamos en mi cuarto, de eso me doy cuenta ahora. Y de que ninguna tiene la cara que tiene normalmente, sino que parecen estar en un funeral. Me empiezo a poner nerviosa y todo el calor se concentra en mis mejillas. Aubery parece darse cuenta y coge un plástico azul para ponérmelo sobre ellas. Está frío y eso me provoca dolor.
-¡Auch!
-Es solo para bajarte la temperatura.
Aparto ese bicho azul de mi cara y cae al suelo haciendo que de él salga agua.
-¿Qué ha pasado?
-¡Que no puedes ir por ahí haciendo fogatas en medio del bosque!-grita Luke-. ¿Sabes que eso está demandado con una multa? Y no es que tengas mucho dinero, por no decir nada.
Pongo cada de pocos amigos.
-Lo que has hecho ha estado fuera de tus cabales Cali.-me dice Caden más razonable que su loco hermano-.Ha estado bien porque no os han herido, pero ha sido demasiado para ti y te has desmayado.
-Pero ha sido solamente porque estaba cansada.-reconozco-.No ha sido nada que no pueda controlar.
Ahora hablo como si de toda la vida haya estado usando este poder. Me recuesto sobre la cama y cierro los ojos.
-Puede que sí.-coincide Luke-.O puede que no. Cali, prácticamente el fuego te ha poseído a ti. No eras tú, tus ojos eran… bueno, eran rojos

martes, 29 de abril de 2014

Capítulo 22

De vuelta al piso de Caden en donde todos nos esperan para la hora de comer, les contamos lo que Jessy nos ha dicho y que no pensamos volver a ir. Es una muchacha que me ha sacado de quicio con sus insinuaciones y su forma de hablar, pero ha sido de gran ayuda.
Por otro lado, ya sabemos que Elena usó un conjuro de sangre que según me ha ido contando Aubery es que te haces un corte en el antebrazo e invocas a los espíritus, pero como eran tres solamente ha funcionado a medias. Algo ha tenido que fallar para que no se hayan consolidado del todo.
-Por eso quieren esperar a la luna llena de enero.-digo de repente. Estoy sentada en uno de los taburetes comiendo espaguetis. Tanto misterio al final ha conseguido abrir mi apetito-.Puede que la luna llena de este mes sea la más poderosa porque es la primera, necesitan más poder para poder volver completamente.
Todos parecen estar de acuerdo, aunque Luke no mucho.
-Si eso es así, ¿por qué te necesitan a ti en vez de a Elena?
-¿No es lógico? Elena se ha fugado porque ha echado a perder todo el plan.-dice Aubery que no para de retorcer el tenedor.
Nate carraspea.
-O porque como la luna llena es más poderosa, necesita a alguien más poderosa.
En eso estoy de acuerdo.
-Pero yo no soy poderosa, el fuego se me sale por las orejas, no sé cómo controlarlo.
-Buena definición.-coincide Connor.
Empiezo a mirar por la ventana. Estamos a veintitrés de diciembre, tenemos poco tiempo para que se acerque la luna llena, que es el ocho de enero. No, no me creo que pronto se acabe el año y no lo celebre con mi familia, ya no tengo a nadie aquí.
-Tenemos tiempo de adelantarnos, por ahora tenemos que idear un plan para tenerlo todo controlado.-Caden se pone en pie y echa su plato en el fregadero con un sonido metálico. Se da la vuelta y apoya sus manos en la encimera para mirarnos a todos.
Todos asentimos.
-Lo que no me ha quedado muy claro es por qué se enfadaron con Elena si ella fue la que las despertó.-inquiero echando a un lado el plato para poyar los codos en la mesa. Todavía nos faltan detalles.
-Pues a lo mejor la querían muerta porque ya no es necesaria.-dice Luke-.Es un peón en todo este juego, y tú eres el objetivo final.
-En ese caso-Caden vuelve los ojos a mí-, tenemos que prepararte para que no consigan cogerte.

Después de comer hemos colocado todas las cosas del salón en las esquinas más alejadas para que no puedan sufrir daño alguno. ¿Qué por qué? Bueno, pues a lo que Caden se refería con prepararme era a eso: a aprender a luchar tanto física como psicológicamente, ya que así puedo controlar el tema del fuego.
Al principio no me ha hecho ni pizca de gracia, ya que estoy tan cansada que pretendía dormir en lo que ahora tengo que llamar “mi cuarto nuevo” ya que voy a vivir en esta casa con Caden y Luke (no me hace mucha gracia, pero es lo que hay). Como tengo aquí la maleta he podido cambiarme de ropa para ponerme algo más cómodo y así no tener que romperme la ropa: una camisera de tirantes y unos pantalones de chándal. No sé por qué será que aquí no hace frío.
Delante de mí ahora solamente está Caden, que está en posición de ataque. Los demás se han marchado y solamente estamos nosotros dos, no me hace tampoco mucha gracia porque lo conozco desde hace ¿un día? Es muy poco tiempo para que ya nos estemos dando de leches.
-Atiende.-me dice llamando mi atención. Como siempre, me he quedado en mi mundo-.Ahora lo que tienes que darte cuenta es que soy más grande que tú, lo cual es una desventaja para ti.
-¿No me digas?-estoy tan cansada que no paro de decir estupideces.
Caden me ignora, pero sé que lo ha escuchado. Es un licántropo.
-Pues entonces date cuenta de mi punto débil ¿vale? Tú eres pequeña, tienes la ventaja de ser más rápida.
Carraspeo.
-No, porque eres un hombre lobo lo cual te hace a ti más rápido que a un hombre grandote. Lo cual te hace más rápido que yo.
-¡Eres una bruja por el amor de Dios!-exclama. Si esto sigue así lo voy a sacar de quicio y ya no existirá más Calina Berry-.Ahora ven y atácame, que así veré cómo te las apañas.
Eso hago. Intento descargar toda mi ira en él, asestándole una patada en el costado, él no lo ve venir pero aun así no le consigo hacer daño. Caigo al suelo de culo y con una mueca de dolor.
-Lo bueno es que eres rápida.
-Lo malo es que no soy fuerte.-refunfuño.
Caden me ayuda a ponerme en pie dándome la mano. Por si acaso me he puesto los guantes y le he recomendado que no intente tocarme los brazos ni nada que tenga al aire no vaya a ser que pueda quemarlo, aunque se cure en seguida.
Vuelvo a ponerme en posición de ataque, como las que he visto en las películas, y Caden me imita.
-Vale, ahora voy a mostrarte a qué te enfrentas.-me dice. Se encorva bastante, tanto que casi da con la cabeza en las rodillas.
Al principio no sé a lo que se refiere, pero después de volverse a poner derecho está semi-transformado en ser lobo. sus ojos son de un color verde amarillentos y sus dientes se han vuelto muy alargados, en sus manos tiene garras en vez de uñas y cuando habla, da muchísimo miedo.
Me echo hacia atrás con los ojos como platos. Nunca había visto una cosa como esa y menos a un chico como él transformado en… eso. Me chocó contra la pared y mi pecho empieza a subir y a bajar tan rápido que creo que voy a estallar.
-Te prefiero como antes. Ya sabes, sin…esas pintas.
Caden hace un gesto de sonreír pero casi ni me fijo con sus ojos observándome detenidamente y esa máscara terrorífica en la cara. Entonces él se acerca corriendo y hace el ademán de darme un puño en el estómago, pero me aparto tan rápido como puedo.
 No he sido yo la que se ha movido, sino una fuerza que hace que sienta cosquillas en el estómago. Me dejo llevar por esa corriente eléctrica y mientras Caden empieza a perseguirme para volver a asestarme uno de sus puños, yo me agacho y hago que caiga de bruces contra el suelo. Se cae de espaldas contra la madera y después yo me pongo en pie con aire triunfante.
-No os conocéis de un día y ya andáis peleándoos.-la voz de Luke me coge desprevenida y pego un brinco estropeando mi pose triunfal.
Luke se acerca a nosotros restregándose un ojo debido a que acaba de despertarse, o lo hemos despertado, nunca lo sabré. Va descalzo y solamente lleva sus pantalones vaqueros y una camiseta de manga corta. Me pongo yo más nerviosa que él y aparto la mirada para ver la grieta que se ha formado en el suelo.
-¿Es que los vecinos no van a sospechar de esto?-inquiero, ignorando por completo la presencia de Luke.
Caden se pone en pie con una mano sobre la cabeza y una mueca de dolor.
-¿De dónde ha venido eso?-me pregunta.
Me encojo de hombros.
-No lo sé, aunque creo que tiene que ver que de pequeña estuve apuntada a kárate y a ballet.
-¿Si tiene algo que ver? Te movías como un rayo.
Luke carraspea.
-Di mejor como el fuego.-señala la tarima y entonces veo lo que él: unas huellas de humo como si antes hubiese habido fuego. Yo he hecho esto, cuando estaba llevada por la adrenalina del momento.
Me quedo muda y me acerco a esas huellas de lo que antes eran de fuego. Las toco; aún están calientes. Casi me ahogo con mi saliva.
-Esto se me está descontrolando.-jadeo.
Una mano se apoya en la parte baja de mi espalda, Luke. Él más que nadie sabe que no pueden tocarme cuando pierdo los estribos así que es mejor que no se acerque demasiado a mí. Pero como es Luke Hamilton y hace lo que le sale de las narices, se acerca.
-Será mejor que demos esto por terminado.-me dice en voz baja, como si tuviese miedo de asustarme-. ¿Por qué no te vas a dormir?
No le digo que no.
Les dejo ahí solos, en el salón. Observándome desde las espaldas mientras yo cruzo el pasillo y me meto en el cuarto de invitados, que no es muy chico. Tiene las paredes de ladrillos grises, con una ventana con cortinas hasta el suelo de color blanco enfrente de la puerta. La cama es blanca y está a su derecha, con una mesilla y una lámpara de noche. A mi izquierda, más adelante hay un escritorio y una mesa. Un armario a la derecha, junto a la puerta que da al baño. Aquí todas las habitaciones tienen baño propio.
Ni siquiera me molesto en cambiarme de ropa y me quedo dormida entre sombras en una pesadilla.
-¿Ya sabes qué es lo que vas a hacer?-me pregunta una de las sombras. Por las veces que la escucho hablar creo que es la de los ojos azules y si no me equivoco es el espíritu del agua, Aqua.
Ellas tiene la costumbre de llamarme por mi nombre en latín, Ignis. Pues yo también lo haré, así me ahorro mucho más trabajo.
Estoy en una sala a oscuras, con solamente una ventana casi a la altura del techo tan pequeña que ni yo misma cabría, además está llena de barrotes. Yo me encuentro en una esquina, que es donde la luz de la luna se filtra dejándome a la vista de las sombras, que se camuflan en la oscuridad.
-¿Pensar?-pregunto a media voz-.Os dije que no iba a ayudaros, ahora no vais a poder chantajearme con nada más.
-Oh cariño, ¿no te has dado cuenta? Sí que te podemos chantajear, tú misma lo sabes que ellos no podrán ayudarte en controlar al fuego de tu interior. Solamente nosotras sabemos.
Me trago las ganas de llorar y me pellizco la muñeca para despertarme de este sueño. Parece que una de las sombras se da cuenta y se ríe.
-¿De verdad crees que puedes despertarte? Ignis, Ignis… estamos en tu mente, ahora mismo podríamos hacer que te mataras y tú no podrías hacer nada.
Ahora tengo ganas de vomitar. Esto sí que es una violación de la intimidad. Ellas son las únicas que pueden entrar en mi mente porque, como me dijo Jessy, el fuego me protege del acercamiento de los otros. Claro, ellas son espíritus y son igual de poderosas que yo.
-Pues mejor, muerta no os serviría de nada.-intento sonar dura, y así lo consigo.
-¿Muerta? No, tú has nacido para vivir Ignis, ¿por qué crees que no moriste en el accidente con tus padres?-las últimas palabras las dice con asco, como si escupiera veneno.
-Porque vosotras no me dejasteis morir.-respondo tan segura como puedo.
Las sombras vuelven a reírse.
-¿Nosotras? Intentábamos matarte, por aquel entonces no sabíamos que te íbamos a necesitar. Viviste porque ese es tu destino: vivir. Pero claro, en tu destino no dice que los demás también vivan contigo.
El pecho vuelve a subirme y a bajarme con mucha rapidez.
-¿Por eso le dijisteis a Elena que me trajera aquí, ese era su cometido? Como no pudo controlarme lo suficiente como para no descubrir la verdad intentasteis matarla, para no soltar prenda. No os bastó con hacer que ella os reviviera que además también hicisteis que mi tío se enamorara de ella.
Las sombras vuelven a reírse de nuevo y esta vez, se abalanzan sobre mí haciéndome gritar de dolor. Empiezan a dolerme todas las articulaciones del cuerpo y, como un escudo, el fuego hace que me brillen hasta la punta de los dedos. Las sombras retroceden temerosas y de repente me despierto del sueño empapada de sudor, con la respiración tan agitada que no escucho nada más que ese ruido.
No hay nadie más que yo, tumbada en el suelo. Debe ser que me he caído de tanto retorcerme. Cuando apoyo una mano sobre la mesilla, toco algo que no es madera, sino un papel. En él hay una escritura torcida y muy larga.

Puedes practicar todo lo que quieras, pero no serás capaz de controlarlo. Ahora, tienes solo unos días para pensarte si quieres ayudarnos o prefieres destruir tú a todos tus amigos.

jueves, 24 de abril de 2014

Capítulo 21

-Sí, existe. Y sí, fue así como se llamó a los espíritus del mundo de los muertos.
Jessy se despereza como si la conversación le hubiese dado sueño. Aubery se vuelve a sentar con los ojos en blanco al igual que Luke. Yo, por otro lado ya me lo estaba imaginando.
-¿Puede haber otra forma de matarlas sin usar esos hechizos?-pregunta Luke.
Jessy le dedica una mirada de cansancio.
-Claro que no cariño. No puedes matar a alguien que ya está muerto ¿verdad?
-¿Estás insinuando que tienen que volver a la vida para luego poder matarlas?-inquiero.
Aubery se pasa las manos por el pelo.
-Claro, ¿cómo no se me había ocurrido antes?
Jessy aparta la mirada de su hermana y me mira a mí en su lugar.
-Eres lista, se te ocurrirá algo. Por otro lado ¿has controlado eso de la ira? Porque pareces muy crispada.
-Deberías saberlo ya. Tú lo sabes todo.-le espeto.
Jessy sonríe.
-Tú eres la única que no puedo ver.-me dice-.Tú eres fuerte, eres valiente y muchas cosas más… Tú mente es un libroAhora me siento estúpida por haber dejado que la impotencia me impidiese cortarle el paso a Elena. Ella debe de hallarse ya muy lejos de aquí como para preocuparse de que yo la haya descubierto, pero por lo menos lo he hecho y ahora vamos a ver cómo invertir el desastre. Necesitamos parar a las sombras antes de que dañen el mundo al que quiero (aunque solo sea un poco).
Cuando pienso en las sombras me acuerdo de que ellas dijeron que si las ayudaba, ellas me ofrecerían ayuda para controlar todo el tema del fuego, pero no estoy muy segura de ello. No creo que confiar en ellas sea muy buena idea.
Me hundo el asiento de mi coche mientras Luke conduce. Al final hemos ido nosotros tres: Luke, Aubery y yo. Caden no estaba de acuerdo pero según he entendido la hermana de Aubery no le cae muy bien él. Aunque se ha impuesto como alfa que es (el jefe de la manada, en este caso además de Luke y Nate, también de todos nosotros) hemos conseguido salir de allí ilesos de sus gritos que nos iban a romper los tímpanos.
-¿Estás bien?-Aubery pone una de sus manos sobre la mía-.Pareces cansada.
-Como todos vosotros.
Luke tuerce a la izquierda y me chocó contra el cristal. Lo fulmino con la mirada mientras él se ríe suavemente.
-Te debía un viaje en coche ¿te acuerdas?
Frunzo el ceño.
-Eso quedó saldado con el viaje que yo te proporcioné, idiota.-le miro de reojo y empiezo a reírme cuando él parece ofenderse por el insulto-.Así pues… quitando todo esto de las brujas y hombres lobo, hay también vampiro, ¿cómo os lleváis con ellos? En las pelis no muy bien, de eso seguro.
Aubery se echa atrás en el asiente y se cruza de piernas. Le he prestado ropa antes de salir: unos vaqueros y una sudadera gris con mis zapatillas de tela blancas. En ella queda todo un poco pesquero, pero eso es porque es muy alta.
-Dejemos a un lado las películas y céntrate en este mundo Cali.
Eso me ha ofendido un poco.
-No está tan mal como en las películas, no podemos matarnos porque si no los cazadores nos darían caza.-me responde Luke, mirando a la carretera-.Aun así seguimos con los piques, y si no pregúntaselo a Eric.
-¿Eric Hood?-pregunto.
Luke asiente.
-Es hermano del tío bueno que te atendió en el club la otra noche.-me responde Aubery, cogiéndose un mechón de cabello y mirándose la puntas. Entonces me acuerdo de Rich Clapton, porque es el único que conocí.
-Pero es imposible, no se parecían en nada además de no compartir el mismo apellido.
Luke suelta un bufido.
-El apellido de Eric era el de su madre de soltera, se lo apropió cuando murió. No se lleva muy bien con sus hermanos porque ellos se pasaron al bando de su padre. Una historia de cientos de años…
El alma se me cae a los pies. Entonces Eric sí que sabía de mí y me estaba intentando alejar de Sam para que no le hiciese daño, o eso pienso yo. Pues mejor, aunque me da pena que Sam no lo sepa.
Miro por la ventana en el resto del viaje que dura más o menos una hora entera. Cuando llegamos a un vecindario lleno de casas azules, nos paramos en la última de la derecha, la que tiene casi peor aspecto porque se nota que no ha tenido una pincelada desde hace años.
Salimos del coche, Aubery la última. Después nos acercamos despacio a la casa y antes de subir los escalones, una mano se cierra sobre mi muñeca. Por suerte esta vez no quemo, más que nada porque no estoy pensando en absolutamente en nada. Luke a mi lado me hace un gesto para que espere aquí. Mientras Aubery sube los peldaños, una sensación de vacío me inunda el cuerpo y entonces empiezo a ponerme nerviosa de nuevo. Luke aparta la mano ahogando un grito y veo que vuelve a tener una quemadura.
-Lo siento.-me humedezco los labios-.Esto se me está yendo de las manos, no puedo controlarlo.
Luke no sonríe, sino que asiente con la cabeza.
-Ahora estamos nosotros para ayudarte. ¿Cómo crees que no estoy andando a cuatro patas por ahí? Puedo controlarme.
Su declaración hace que me entren ganas de reírme, pero que me pasa cuando la puerta se abre y una muchacha más o menos de veinticinco años aparece detrás de ella. Es una mujer baja, más o menos como yo. Tiene el pelo rosa pálido y sus facciones son como las de una niña de once años. Seguramente ese sea mi aspecto cuando tenga su edad, piensa una parte de mi cerebro, si llego, piensa la otra.
La hermana de Aubery es muy parecida a ella; los mismos labios y la misma piel. ¿Lo único que las diferencia? Que los ojos de la hermana mayor son uno verde y otro azul, y que una pupila la tiene más ancha que la otra. La envidio, siempre me ha encantado la heterocromía.
-Hola Jessy.-la saluda Aubery-.Hemos venido a verte, pero eso creo que ya lo sabes.

No pensaba que la casa de una bruja podría estar tan desordenada, pero esta lo está: tiene cajas amontonadas alrededor de las ventanas y todo está lleno de polvo. Las paredes son de un rosa pastel y los muebles están agrietados por todos lados. El sofá en el que estoy sentada no es cómodo, cada vez me voy hundiendo más, además de tener ganas de vomitar por su estampado florido. No tiene ningún aparato electrónico, al menos en el salón, todo es como a la antigua. Montones de marcos de fotos colgados de cualquier manera sin ninguna fotografía adornan las paredes.
-No me ha dado tiempo a ordenarlo, cuando he visto que veníais ya ibais por la quinta calle.-Jessy deja una bandeja sobre la mesa llena de polvo y revistas, contiene unas tazas de té verdes que echan humo. Las tazas son de Hello Kitty.
Jessy se sienta en el suelo, mirándome con esos ojos suyos que parecen estar atentos a cualquier cosa. Una sonrisa se le forma en los labios y después me tiende una taza de té.
Aubery, en el sillón de mi derecha parece estar más incómoda que todos nosotros juntos. Cuando me dijeron que íbamos a venir, no me esperaba encontrarme con esto, sea lo que sea.
Luke está en el sillón de mi izquierda y él también está tan recto que parece que se fuera a partir si le doy un toque. Su mirada pasa por mí un instante antes de que Jessy comience a hablar.
-Así pues, ¿por qué creéis que yo sé si hay un libro de hechicería negra?-no ha hecho falta que se lo dijéramos todo, ella tiene el poder de la visión y parece darse cuenta hasta de qué tiempo va a hacer mañana.
Nadie habla y puesto que ha sido mi idea, decido hacerlo yo.
-Tú tienes el poder de la visión.
-Querrás decir la maldición.-sus ojos empiezan a llamear-.Tú debes saberlo más que nadie Calina, que esto es algo que te impide vivir, te consume. Algunos más que a otros.
Me quedo sin aliento. Sí, eso es lo que yo siento.
Aubery carraspea para llamar la atención de su hermana.
-No quiero que la asustes ¿vale?-coge una de las cuatro tazas y se echa una cucharada de azúcar-.Si no sabes nada es mejor que nos lo digas ya, tenemos poco tiempo.
El tono empleado por Aubery es frío a la vez que seco. A ella no le ha hecho mucha gracia que vengamos.
-¿Qué tal mamá y papá, siguen discutiendo como siempre?-Jessy no parece darse cuenta de la urgencia que corremos.
-Bien, aunque podrías pasarte de vez en cuando a saludar.
-¿Para qué? Ellos aún no se han disculpado por lo que me hicieron.
Aubery suelta una exclamación ahogada.
-¿Qué te hicieron? Naciste así ya está, yo podría haber tenido tu poder y lo hubiese asumido bien.
Jessy sonríe amargamente mientras se mira las uñas de las manos. Las tiene mordidas hasta la raíz y se las ha pintado con un esmalte azul plateado.
-Claro, tú solamente tienes que preocuparte de no curar demasiado a la gente o eso te dañaría. ¿Y yo qué? No sabes qué es ver a gente muriendo antes de que suceda o saber qué están pensado de ti.-Jessy mira a Luke con los ojos entrecerrados-.Luke, cariño, el té no está envenenado.
Luke pone los ojos como platos pero después ladea la cabeza para mirar a una caja llena de periódicos de hace mucho tiempo. Intento no expresar nada y pensar en blanco porque no quiero que Jessy se entere de que me está asustando.
 -Cali, hace tiempo que no pruebas bocado, ten come algo.-Jessy me tiende la taza de té y yo se la cojo enseguida. Bajo la cabeza para mirar el líquido que por un momento se vuelve negro por completo y dos ojos azules salen a la luz.
-Jessy, te agradeceríamos mucho que nos dijeras si sabes algo o no. No tenemos mucho tiempo…
Jessy le da un trago a su té y después me sonríe enseñando unos dientes un poco torcidos.
-Noctis, ¿sabes lo que significa?
-Noche.-le respondo. Sé un poco de latín gracias a que en mi antiguo instituto se enseñaba esa asignatura-. ¿Qué tiene que ver eso con todo esto?
-Mucho amiga mía, mucho. Desde hace siglos se ha creído que la noche era el tiempo de brujas porque es cuando no las veían volar con sus escobas, absurdo. Unas de las muchas brujas de por entonces crearon un libro de hechizos que se salían de las normas, eran hechizo prohibidos por así decirlo, en él se recogen más de mil hechizos relacionados con temas muy diversos…
Casi me hundo del todo al saber esa gran noticia.
-Ya, pero ¿en él se recoge el hechizo que estamos buscando?-es la primera vez desde que hemos entrado que Luke se digna a hablar. Es el único que no ha cogido una taza de la mesa y se ha echado hacia delante con sus codos sobre las rodillas para observar más detenidamente a nuestra anfitriona.
-Sí.-Jessy se echa hacia atrás y pone sus manos en el suelo-.Pero ¿de qué os sirve? Los espíritus ya están aquí.
-Ahí podría venir algo sobre cómo retrocederlos.-respondo.
Jessy hace un gesto negativo con la cabeza.
-Solo viene magia oscura, nada que vosotros podáis llegar a poseer nunca.-me mira a los ojos-. ¿Por qué crees que el espíritu del fuego se metió en ti Cali? Eres pura de corazón, jamás podrás llegar a manejar el poder de las sombras.
-Pues lo intentaré, solamente para que no hagan daño a nadie.
Jessy suelta una carcajada.
-¿A quién, a ti? Ya no tienes a nadie a quien puedan hacerle daño, solamente estás protegiendo a gente que nunca sabrán lo que has hecho.
Me quedo sin aliento. Esta muchacha me está poniendo de los nervios y no me importa que lo adivine.
-Bueno, ¡basta ya!-Aubery se levanta del sillón y tira la taza al suelo con el líquido verde incluido-.Ya sabemos que existe, no te importa para qué lo empleemos. ¿Dónde está?
-Quemado. Lo quemaron en una de las muchas quemas de brujas que hubo por aquella época.
El alma se me cae a los pies.
-Solo contesto a lo que me preguntáis y os he respondido.-Jessy sonríe.
Entonces se me ocurre otra cosa.
-¿Existe en el libro algún hechizo de sangre? Como llamar a los muertos por medio de un conjuro.
-¡Pero qué lista! Y eso que acabas de empezar, ni el sabueso podría habérselo imaginado.
Luke parece estar a punto de decir algo pero le echo una mirada para que se calle.
 cerrado, protegido por las llamas, por eso no quieres que nadie se te acerque. Usa eso como ventaja.
Sí, pienso, soy un libro cerrado que no deja que nadie se acerque más que nada porque los mato. Eso me había dado cuenta hasta yo misma, y eso que no soy vidente.

martes, 22 de abril de 2014

Capítulo 20

Después de lo sucedido en la fiesta anoche, no pude hablar nada más, sentía como a cada palabra me ahogaba. No he hablado tampoco más que nada por no tenerles que contar lo sucedido con Elena, pero sé que lo sospechan.
Hubo algo de la conversación que tuve con ella que me sigue poniendo los pelos de punta sobre la quemazón de mi piel, que es que ella teme de alguien que no son ni las sombras ni de mí, pues ha estado viviendo conmigo casi siete años. Ella teme de alguien que no sé si es más poderoso que yo o que las sombras, pero algo ejerce sobre ella. Hago nota mental sobre ello pero me lo guardo para mí misma porque contarlo puede que resulte una tontería, no estamos para acertijos ahora, y menos cuando se acerca la luna llena y yo estoy en peligro.
Estoy en mi cuarto, haciendo la maleta porque no puedo vivir más aquí. Todo ha sido destruido, algunas cosas más y otras menos, pero todo está en ruinas. Estoy recogiendo más o menos lo que voy a necesitar. Desde que me enteré de todo esto (más o menos cuarenta y ocho horas) noto que no soy la misma que antes, quitando todo eso de que ahora noto como me quema la pie constantemente, ahora me siento menos vulnerable y más decidida. No sé si quiero vivir con esto encima, pero sí que no voy a dejar que nadie muera por mí, por eso le dije anoche a Chris que debería marcharse de esta ciudad. En parte también gracias a Elena.
Alguien llama  a la puerta tres veces y Chris asoma la cabeza por el hueco de esta. Tiene unas ojeras impresionantes bajo sus ojos, aunque comparadas con las mías cualquieras son pequeñas. Va vestido diferente; con una camiseta a cuadros verdes y unos vaqueros. Cuando le dije que se marchara no lo asumió muy bien y se encerró en su cuarto, pude escuchar cómo daba vueltas y más vueltas desde lo que antes era nuestro salón. Sí, me he pasado toda la noche en vela.
-Venía a pedirte perdón por lo de anoche.-susurra como si creyese que alguien nos observase. Sé lo que se siente, yo llevo con eso casi más de un mes-.No debí comportarme de tal manera.
Hago un gesto sin importancia con la mano.
-No importa, es agua pasada.-lo miro a los ojos-. ¿Te lo has pensado?
Chris asiente con la cabeza y se acerca a mí para agarrarme las manos. Me echo hacia atrás, desde ayer no espero que nadie más vuelva a tocarme.
-¿Es por esto por lo que quieres que me marche, porque temes hacerme daño? Cali, he sobrevivido a cosas peores.
-Tú solamente las has escuchado hablar, no las has visto de cerca. Chris yo… no viste cómo salía el fuego de mí, era horroroso.
-Pero estás aquí y ya no sale más.-me dice observando mis manos.
Niego con la cabeza y me pongo a recoger la ropa de cualquier manera. A mis pies tengo la maleta que antes estaba guardada debajo de mi cama, esperaba que no la tuviese que sacar más de ahí, pero esto se vuelve a repetir.
-Quiero que te marches porque si no te hago daño yo, te lo harán las sombras. No las vistes aquella noche, estaban deseando que las ayudase y harán cualquier cosa.-trago saliva y lo miro a los ojos castaños-.Si te marchas no tendrán nada con lo que amenazarme hasta que descubramos cómo matarlas.
Chris parece no escucharme.
-No. ¿Quién cuidará de ti?
-Por eso no te preocupes, la gente que me toca ahora sale corriendo porque les quemo.-mi voz suena ausente-.Ya he hecho mucho daño a la gente a la que quiero, no me obligues a hacértelo a ti también.
Chris sonríe a medias.
-¿Sabes? Pensé que nunca tendríamos esta conversación. ¡Qué tiempos!-hace una pausa porque ve que no soy capaz de sonreírle-.Dímelo, sé que hablaste con Elena.
Eso me coge desprevenida. Después de todo, Chris no parece ignorarme tanto como creía.
-Teme de algo, o de alguien. Se ha marchado por eso y dice que no es la mala, pero no estoy tan segura de ello.-miro hacia la ventana, dándome cuenta de una cosa, como que todos los mensajes no podrían haberlos mandado unas sombras que no saben ni siquiera qué es un móvil porque murieron hace mucho o tampoco podrían haberme metido unas fotos en el ordenador. Eso significa…
…que alguien está ayudando a las sombras y que tiene que ser alguien que está vivo y conoce hasta mi contraseña del portátil. Alguien como Elena, y al no haber cumplido su misión de mantener todo esto en secreto y ayudar a las sombras a meterme en la cabeza que tengo que ayudarlas, se ha marchado para que a ella no la maten. Después de todo, me ha vuelto a mentir. Y yo casi me creo que hay otra persona detrás de todo esto.
Es ella; es Elena ¿quién sino? Decido no contárselo a Chris por miedo de que no se quiera ir al final, parece casi convencido y ahora más que nunca necesito que se marche, él está en peligro y no quiero que resulte herido por mi culpa.
Chris pone cara de comprender mis pensamientos.
-¿Estás segura de que quieres que me marche?
Asiento despacio, aunque me veo incapaz de mirarlo a los ojos. Tengo ganas de llorar, de impotencia y de miedo. He estado viviendo con el enemigo.
-Lo comprendes ¿verdad?-le pregunto a media voz. Sigo sin mirarlo a los ojos y él no hace nada para que así sea.
-Sí…-Chris suspira-.No tienes que darme explicaciones, pero prométeme que me llamarás.
-Claro, te llamaré todos los días.
Cuando Chris hubo hecho unas llamadas a unos amigos que tenía en un pueblo cercano de aquí, le ayudé a hacer las maletas sin preocuparme que abajo estuviesen todos los demás esperándome. No he bajado en todo el día, ni siquiera a desayunar, no me siento cansada sino más enérgica que nunca. Creo que se debe al café que Chris me ha subido.
-Es un amigo mío, se mudó al pueblo más cercano por negocios… dice que puede darme empleo y alojarme en su casa hasta que encuentre piso. Va a ser extraño quedarme en una casa sin muebles pero…
-Lo siento.
-No es tú culpa.
No le contesto, pero sé que sí lo es, es una extraña sensación de vacío en todo el cuerpo que no soy capaz de llenar. Me siento estúpida y dentro de poco, sola. Me da igual que vaya a vivir a casa de Aubery o de Connor o de Luke, no es lo mismo porque aunque me quieran proteger, no me conocen lo suficiente, no me voy a sentir a gusto.
Cuando bajamos las escaleras y Chris se sube en su coche, no le doy ningún abrazo o apretón de mano para despedirlo, no quiero tocarlo porque cada vez me estoy cabreando más conmigo misma y eso podría alterar mi “fuego interior”, es como lo voy a llamar de ahora en adelante.
El coche se mueve despacio y acelera cuando ya nada más que es un punto en la distancia. Ahora sí que estoy triste. Pero no puedo dejarme llevar, tengo que ir ahora mismo al salón.
Una vez allí dentro todos me observan detenidamente, como si estuviese loca por el descubrimiento que acabo de contarles.
-Eso no explica cómo volvieron las sombras.-añade Luke desde la chimenea llena de polvo. Su mano está bajo su barbilla, aunque no lo quiera admitir está que se cae de sueño. Como yo y como todos.
-En eso te equivocas.-estoy en el centro de la sala, incapaz de sentarme o no moverme-.Puede que encontrase algún libro de magia negra, eso existe ¿verdad? Las brujas no son todas buenas y hacen conjuros de esos que te convierten el pelo en serpiente.
Luke muestra una sonrisa cansada pero sigue sin estar de acuerdo. Aubery está en el suelo, con la cabeza dando golpes contra la pared como si intensase pensar en algo.
-No. Las brujas sabemos que todo ocurre por alguna razón ¿verdad? Pues entonces no existe ningún conjuro que reviva a los muertos.
-¿Estás segura al cien por cien?-inquiero mientras pongo los brazos en jarra. Siento como todos los músculos de mi cuerpo se van desmoronando a cada paso que doy.
-No pero…
-¿Y si Cali tiene razón?-Caden se levanta del sofá hecho añicos y parece tener una expresión de serenidad-.No todas sois así como vosotras, la muestra está en los espíritus.
Me inunda la alegría cuando él se pone de acuerdo conmigo. Miro satisfecha a la otra bruja de la sala que parece estar confusa.
-¿Y cómo saberlo? Hay millones de libros de hechicería.
Luke se acerca a su hermano y parecen tener el mismo pensamiento por un momento. Eso, o solamente se miran de una manera muy extraña.
-Bueno-dice Luke sonriendo-, tú deberías saber más que nadie que podemos recurrir a una mujer muy sabia.
Aubery se pone en pie tan deprisa que se tiene que apoyar en la pared para no caerse. Ha sido tan veloz que hasta yo me he mareado, además de pegar un salto del susto.
-¿Estás pensando en…? Estáis locos, muy locos.-Aubery traga saliva-.Llevo sin verla como tres años, no sé dónde vive.
Nate parece entrar en la conversación. De todos, él es el más callado y el que menos lata da, como si le molestase algo o simplemente como si fuese un mueble.
-Claro que lo sabes, solo que no quieres verla.
-Vaya, gracias Nate.-le espeta su novia enfurruñada.
Soy la única que no sabe de qué va esto. Connor tampoco es que tenga la pinta de saber a qué se refieren porque mira la escena con la boca entreabierta y los ojos adormilados.
-¿De quién habláis?
-De nadie.-ataja Aubery, dando la conversación por terminada.
Luke se cruza de brazos y alza una ceja.
-¿De nadie? Aubery, estamos hablando de tú hermana.
Aubery palidece de repente y creo que tiene ganas de vomitar. ¿Hermana? No lo sabía, la verdad es que no me he preguntado si quiera en dónde viven cada uno o con quién. Solamente sé que Luke y Caden viven alejado de su padre y que Connor vive con el suyo, pero ¿y Nate y Aubery? De ellos prácticamente sé sus nombres y que son seres sobrenaturales.
-¿Hermana?-pregunta Connor saltando del suelo-.No lo sabía, guau… ¿Y cómo es? ¿Qué poder tiene? ¿Por qué no sabía nada de ella?
Aubery suspira y por su cara, sabía que no quería que llegáramos a esta conversación.
-Porque está como un cencerro, se fue de casa hace como tres años y no he querido hablar de con o de ella porque no me parecía bien.
-¿Cómo un cencerro?-repito casi a gritos-.Pero ¿por qué, qué poder tiene?
-El de la visión.-dice a media voz-.Es algo parecido a una vidente, pero no todo el que posee ese poder es capaz de soportarlo. Muchos enloquecen porque pueden ver las desgracias o porque simplemente le parece que es el peor poder del mundo…
Sí, pienso, peor que no poder enfadarte con miedo de hacer que la gente se convierta en antorcha humana. De todas maneras me quedo muda, ¿hay gente que puede enloquecer por culpa de su poder? Eso no lo sabía.
-¿Te acuerdas de la mujer del club Neón? Ella tiene el mismo poder.
Me dejo caer en el suelo con la esperanza de no clavarme ninguna astilla. Esto debería recogerlo, pero total, me voy a ir de aquí lo antes posible si no es ahora mismo.
-Entonces ¿qué va a pasar ahora?-pregunto a media voz.
Aubery se pasa las manos por el pelo negro. Ninguno de ellos ha tenido oportunidad de cambiarse salvo yo porque han estado ocupados protegiéndome de las sombras, las cuales llevo cuarenta y ocho horas sin ver.
-Solamente vamos a poder ir muy pocos, ella no soporta las visitas