Ha pasado una semana. El sábado pasado fui la única
que me quedé en casa ya que los demás querían ver el partido de fútbol, además
de que Luke, Connor y Nate estaban convocados para jugar. Después de todo,
dormir nada más que me dio más sueño de lo que ya tenía.
Ahora estoy en mi cuarto, con las manos extendidas
mirando hacia el techo y un papel arrugado enfrente de mí. Nadie puede ayudarme
a controlar todo esto que me está pasando, así que será mejor que empiece a
centrarme en ayudarme a mi misma antes de poner en peligro a los demás. Por si
acaso les da por entrar, he echado el cerrojo y he puesto la silla en el pomo
para que no sean capaces de abrir la puerta de madera blanca.
Ahora bien, sé que soy capaz de producir fuego además
de producirme muchas ampollas como precio, aunque solamente cuando estoy
enfadada o nerviosa o cuando siento algo. Intento no pensar ahora en eso y
empiezo a pensar en otras cosas, como el viento soplando en la ventana, las
hojas de los árboles moviéndose al compás, el ruido de las gotas de lluvia caer
sobre el suelo… No sucede nada. Eso es muy bueno.
Ahora fijo los ojos en el papel y pongo mis manos
detrás de mí por si tengo tentaciones. Me fijo en el papel arrugado y todo lo
que dentro tiene, aquellas palabras que descubrí después de tener una pesadilla
con las sombras que hace que me enfade por lo temerosa que soy. No. No voy a
ser más esa choca Cali que no hacía más que huir de sus problemas. Ahora tengo
una ventaja: el fuego. Mis ojos se cierran por un momento y después, cuando
vuelvo a abrirlos, el papel sale ardiendo.
Me pongo tan contenta que casi me pongo en pie para
dar saltos de alegría, pero se me pasa cuando me doy cuenta de que no voy a ser
capaz de apagarlos. Empiezo a pensar en extintores, agua, cualquier cosa con
tal de apagarlo y de repente llaman a la puerta.
-Cali ¿estás despierta? Hoy toca salir a correr,
¿recuerdas?-es la voz de Luke, que hace que me ponga nerviosa. Mis manos
empiezan a dolerme mucho, muchísimo y entonces, cuando Luke echa la puerta
abajo, todo desaparece. El fuego del papel y de mis manos ya no es más que un
rastro con humo.
Luke me mira asombrado mientras los colores se me
suben a las mejillas. Creo que estoy más roja que su sudadera.
-¿Qué has hecho?-me pregunta pisando el papel.
-¿Qué he hecho?-inquiero, levantándome-.Has sido tú el que ha echado mi puerta abajo. Podría
haber estado en el baño y salir en toalla o…-las palabras se me quedan
atascadas, no puedo decir delante de él desnuda sin que me vuelva completamente
roja.
-¿Desnuda? Sí, entonces pagaría hasta por entrar.
Ignoro ese último comentario y entro en el baño para
hacerme de nuevo la coleta. Luke me observa desde el marco de la puerta y
empiezo a cabrearme de que esté así de estúpido. Simplemente él me cabrea. Su
sonrisa, sus gestos…
Cuando termino, me canteo para mirarlo.
-¿Quieres una foto?
Luke parece despertarse de un sueño y de pronto su
gesto es más duro. Me hace un gesto para que salgamos y yo lo sigo. Como desde
hace dos días empecé mi entrenamiento, ahora tengo que ir a correr todas las
mañanas para después entrenar de nuevo cuerpo contra cuerpo. No me hace mucha
gracia nada de esto, preferiría estar en casa leyendo un libro sobre hechicería
porque creo que con eso me enteraría mejor.
Hoy toca entrenar con Luke porque Caden tiene que
trabajar, también me dijo que iba a comprar regalos para todos, yo no tengo
dinero así que espero que les baste con unas felicitaciones hechas a mano. En
fin, que hoy toca entrenar con Luke y no es que sea muy paciente conmigo. Hoy
es el primer día que algo a correr y que prácticamente salgo de mi cuarto, no
hemos tenido un fin de semana muy movidito, ha sido más bien de relax y eso ha
hecho que me despeje más la mente.
Ya estamos en la calle y me arrepiento de no haber
cogido otra chaqueta. Aunque si corro mucho puede que entre en calor enseguida.
-Esperaremos hasta llegar al bosque y después nos
marcaremos la ruta indicada para practicar en un descampado ¿de acuerdo?-la voz
de Luke hace que me despierte de mi mundo de pensamientos.
Asiento despacio mientras miro a toda la calle.
Estamos en el centro de la ciudad y es un sitio por donde pasa mucha gente,
pero hoy está desierto. Será porque no hace un tiempo como para salir y es,
además, tiempo de estar con la familia. Yo ahora no sé si tengo familia.
Llevamos ya hechos como cinco kilómetros y todos
corridos. Me estoy intentando acostumbrar a este aire gélido que se me mete en
los pulmones y hace que sienta ganas hasta de morirme. Después de sentir el
fuego creo que esto es un poco más reconfortante.
Luke se para a mi lado mientras pongo las manos en mis
rodillas para tomar aire. Él no parece notar nada, ni siquiera el frío que
hace. Empieza a estirar con una sonrisa dibujada sobre el rostro mientras mira
al cielo.
-Venga. Suéltalo.
-¿Qué suelte el qué?-Luke parece estar divirtiéndose
mucho con esto.
Me enderezo para mirarlo a los ojos, desafiante. Pongo
los brazos como jarras y arqueo las cejas.
-Que soy una estúpida por intentar controlar lo del fuego, no tengo práctica corriendo y mucho menos en la lucha…-me quedo callada
más que nada porque Luke me pone un dedo sobre mis labios y me hace retroceder
hasta chocar contra un árbol. Sus ojos no me están mirando, sino que miran a
nuestro alrededor como aquel que está buscando algo.
Me quedo tan embobada que ni siquiera me doy cuenta de
que le puedo llegar a quemar. Luke está tenso y yo me contagio, poniéndome tensa
también.
Le aparto el dedo de mis labios de un manotazo y abro
la boca para protestar qué ha sido eso, pero me quedo callada de nuevo cuando
algo pasa a nuestro lado e impacta sobre el suelo lleno de hojas congeladas.
Eso me ha pasado por la oreja y creo que ha sido una bala.
-Qué ha sido eso.-susurro por miedo de que nos
escuchen.
-Cazadores.-me responde Luke sin apartar los ojos de
nuestro entorno-.Furtivos puede ser, ellos no siguen las normas sino que nos
matan porque sí.
Otra bala pasa zumbando a mi lado y casi se clava en
el brazo de Luke, pero este es muy rápido como para no darse cuenta. Me agarra
de la mano y empezamos a correr más bosque adentro seguido de unas voces. Hasta
yo, que no tengo ningún poder en la visión, oído u olfato podría darme cuenta
de que nuestros perseguidores no son nada sigilosos. Pasamos por encima de un
árbol caído dando un salto, aunque yo más bien estoy siendo arrastrada por
Luke, que no parece acordarse de que soy demasiado patosa como para saltar
cosas que me llegas por la cintura.
Una, dos, tres balas nos apuntan pero ninguna llega a
su objetivo. Estamos teniendo mucha suerte, pero eso está llegando a su fin
porque nos paramos en seco ya que escuchamos más voces enfrente de nosotros.
-Están por todos lados.-jadeo. Intento coger aire pero
Luke vuelve a arrastrarme hacia nuestra izquierda.
Mis pies parecen derretirse sobre tantas hojas húmedas
y ramitas que no hacen más que crujir bajo nuestro peso. Ahora sí que me siento
casi muerta, no me noto nada y mis pulmones están a punto de estallar. Aun así
sigo corriendo, no estamos en ningún entrenamiento, esto es verdad, alguien nos
está siguiendo y aunque no es nuestro verdadero enemigo sí que quiere darnos
caza.
Llegamos a un descampado con todos los árboles a
nuestro alrededor. Las voces se escuchan mucho más cerca, las balas pronto
podrán alcanzarnos. Luke parece que no
tiene ninguna idea de qué podemos hacer.
Mi mente va mucho más deprisa que todo lo que está
ocurriendo a mí alrededor. En uno de los momentos miro a una de las balas que
se acercan a nosotros estar ralentizada, puedo ver el aire flotando a su
alrededor, como en las series, cuando recrean el escenario de un crimen. Solo
que aquí no va a haber ningún asesinato.
Coloco a Luke detrás de mí y me quito los guantes.
Empiezo a pensar en esta mañana, cuando he conseguido hacer que un papel echase
humo, sé que esto es mucho más grande y peligroso pero prefiero morir por mi
causa que por unas personas que no conozco y quieren exhibirme como trofeo.
-¿Cali, qué estás haciendo?-Luke me toca el hombro y
cuando me canteo para mirarlo sus ojos expresan lo que su mente ya sabe-.Oh no,
¡no, no y no!
-Sí.-respondo canteándome para extender mis manos y
concentrar todo mi poder sobre ellas. Es una estupidez, una de las grandes,
pero no se me ocurre qué más hacer.
En un momento no ocurre nada y en el otro estamos
rodeados por fuego. Fuego que tengo bajo control y alejo de nosotros para que
no nos quememos vivos. La expresión de Luke relata algo que yo estoy sintiendo
ahora mismo: incredulidad. No me puedo creer que sea capaz de hacer esto mientras
unas personas se acercan a nosotras y empiezan a gritar. Aún así intentan
lanzar más balas con sus pistolas. Extiendo las manos que no paran de
cosquillearme y de mis dedos salen lenguas de fuego, como la primera vez en el
instituto. Las echo a un sitio donde no hay nadie para que se acobarden y
salgan huyendo. Después de otros gritos, se marchan. Ni siquiera he podido
verles los rostros a través de fuego naranja.
Me siento bien. Me siento estupendamente. Más por
saber controlarlo que por no haber perdido mi vida. Quiero más, quiero seguir
echando fuego por mis dedos, es una sensación que no había experimentado antes:
triunfo. Me siento orgullosa de mí misma.
-Cali.-Luke me pone una mano sobre el hombro y el
fuego que tanto me había costado crear se apaga de sopetón.
Me canteo para mirarlo. Ahora me siento muy cansada,
como si el fuego hubiese sido el único que me daba el aire que respiraba.
Siento que me ahogo. Las piernas empiezan a fallarme. Los brazos de Luke están
ahí para cogerme antes de que me dé contra el frío suelo.
Me despierto con un dolor de cabeza tan fuerte, que no
me doy cuenta de que me están hablando hasta que no veo los labios de Aubery
moverse. Ella está echada hacia delante sobre mí para mirarme y noto su mano
sobre la mía además de una sensación de cosquilleo encima de ella. Me está
curando.
La verdad es que me siento bien, quitando de que tengo
un calor tan extraño que no me importaría poner el aire acondicionado al máximo
y un dolor de cabeza que ni yo misma sabía que se podía tener.
-…el poder casi te consume.-me va diciendo Aubery
cuando soy capaz de concentrarme en lo que me dice.
Ahora miro a mí alrededor. Están todos, Nate sentado
en el suelo; Caden apoyado en la pared; Connor mordiéndose las uñas y Luke con
cara de alivio, supongo que será de que yo haya abierto los ojos.
Intento incorporarme, pero Aubery me pone una mano en
el hombro envuelto en una toalla húmeda y fresca, mi amiga hace presión para
volverme a sentar. Sus manos ya no están sobre las mía y ya no siento el dolor
de cabeza, pero sí la sensación de calor.
-¿Es que no oyes Cali? ¡Dios mío estás ardiendo y tú
pretendes levantarte!
-Sí, antes has dicho algo de que el poder casi me
consume…-recuerdo tocándome la frente con el dorso de la mano. Me siento como
si una apisonadora hubiese pasado encima de mí.
Estamos en mi cuarto, de eso me doy cuenta ahora. Y de
que ninguna tiene la cara que tiene normalmente, sino que parecen estar en un
funeral. Me empiezo a poner nerviosa y todo el calor se concentra en mis mejillas.
Aubery parece darse cuenta y coge un plástico azul para ponérmelo sobre ellas.
Está frío y eso me provoca dolor.
-¡Auch!
-Es solo para bajarte la temperatura.
Aparto ese bicho azul de mi cara y cae al suelo
haciendo que de él salga agua.
-¿Qué ha pasado?
-¡Que no puedes ir por ahí haciendo fogatas en medio
del bosque!-grita Luke-. ¿Sabes que eso está demandado con una multa? Y no es
que tengas mucho dinero, por no decir nada.
Pongo cada de pocos amigos.
-Lo que has hecho ha estado fuera de tus cabales
Cali.-me dice Caden más razonable que su loco hermano-.Ha estado bien porque no
os han herido, pero ha sido demasiado para ti y te has desmayado.
-Pero ha sido solamente porque estaba
cansada.-reconozco-.No ha sido nada que no pueda controlar.
Ahora hablo como si de toda la vida haya estado usando
este poder. Me recuesto sobre la cama y cierro los ojos.
-Puede que sí.-coincide Luke-.O puede que no.
Cali, prácticamente el fuego te ha poseído a ti. No eras tú, tus ojos eran…
bueno, eran rojos