-¿SE PUEDE SABER DÓNDE NARICES ESTABAS?-la voz de Luke
es como un martillo para mi cabeza cuando tiro las llaves sobre la mesa y me
tumbo en el sofá cansada por el palizón de esta mañana. Quiera admitirlo o no,
tanta emoción a acabado por cobrarme factura: no me siento las piernas, tengo
hambre y mucho sueño.
-Dando un paseo.
-¿Desde las siete de la mañana?
-¿Qué quieres que te diga? Soy lenta caminando.
Me pongo de pie y voy hasta el frigorífico que está
más que pelado, es un milagro que tenga la lucecita en la parte de arriba
porque si no pensaría que es un mueble más de la casa.
-Oye, ¿es que nunca salís a comprar comida? Ya sabes,
existen supermercados y todo eso…
Luke está detrás de mí que echa chispas. Su mano
cierra el frigorífico y me empuja contra él cuando se inclina hacia delante.
Sus ojos están oscuros por la ira.
-¿Y qué has hecho para tardar unas… seis horas?
-Entrenar.
-¿Con vaqueros?
-¡Déjame lucirme de vez en cuando!-le encaro
levantando las manos y con un tono de voz elevado.
Luke pone los ojos en blanco y su mano libre se pone
al otro lado de mi cabeza. Sus labios se curvan hacia arriba y por un momento
creo que me ha pillado; pero solo ha sido un momento.
-¿Podemos dejar el interrogatorio? Huelo fatal y
quiero darme una ducha.
Luke se aparta y me deja el paso para poder pasar por
su izquierda. Cuando ya estoy cerca del pasillo me paro un segundo, ¿qué
pasaría si se lo digo, si de verdad los cazadores están de acuerdo con
ayudarnos? Pues él me mataría, me responde una parte de mi cerebro. Vamos, es
Luke, el que te besa y después se enfada contigo como si fueses una estúpida.
No, mejor será que no sepa nada, al menos no él.
Cuando entro en la ducha suelto un suspiro de alivio
por el calor del agua, desde esta mañana a las siete no he podido entrar en
calor, ni siquiera cuando Sam me ofreció un tazón de café caliente. Allí es
ella el “ama” de casa ya que su madre se divorció de su padre por el trabajo
que él tenía (el de ser cazador, no el de ser sheriff) y Sam decidió ser
cazadora también por lo que dejó marchar a su madre.
Me doy la vuelta para mirar la mampara y detrás de
esta, a pesar del vaho que hay, puedo ver a una sombra cuyos ojos azules me
miran con fiereza. Levanta la mano mientras yo me echo hacia atrás para
chocarme contra el manillar de la ducha y hacerme daño. Quiero gritar, pero me
daría vergüenza que alguien me vea así. La sombra escribe algo sobre el cristal
pero no lo entiendo, no sé si son símbolos. Cuando termina desaparece por el
desagüe del suelo como el agua.
Salgo corriendo sin importarme de coger frío o la
toalla. No son símbolos, son letras pero desde detrás se veían del revés.
Se te acaba el tiempo. Y las
oportunidades.
Una mata de pelo negro se asoma por detrás de la
puerta de mi cuarto. Aubery sostiene en alto un bocadillo envuelto en papel. Le
hago un gesto para que mase y me siento en la cama.
-¿Qué estabas haciendo en el suelo?-me pregunta Aubery
quitándose el abrigo. Lo pone sobre la mesa y se tira en mi cama.
-Estirar. Voy a salir a correr ahora dentro de un
rato.-en parte es verdad y en parte es mentira.
Sam me ha mandado un mensaje este mediodía diciendo
que Eric quiere participar, pero de él ya sabía que lo iba a hacer, es de sus
hermanos de los que no lo tengo muy claro.
-Pero ya has corrido esta mañana. Toma: es un
bocadillo vegetal, lo he cogido de camino. Es que sé que aquí no compran comida
para hacer.
Le pego un muerdo al bocadillo y miro a Aubery a sus
ojos castaños. De ella no tengo tan mala fama, quiero decir que a ella puede
que le agrade la idea.
-¿Y vas a ir sola? Ya sabes, con todo esto de Elena.
-No le tengo miedo a ella, pregúntale a Caden qué le
hice el otro día.
Aubery me mira arqueando una ceja y se cruza de brazos
como queriendo decir que a ella no se la cuelo.
-Bien.-digo alzando las manos-.Quería ir al club Neón
a hablar con los vampiros.
-¿PERO TÚ ESTÁS LOCA?-Aubery se pone en pie y me veo
obligada a agarrarle la mano para que se siente.
Le pongo la mano sobre la boca y se lo cuento todo. No
sé si Sam va a estar de acuerdo con esto, pero sí sé que no tenemos otra
alternativa, los vampiros tienen supe poderes y casi no pueden morir, no me
importa que ellos quieran participar en la pelea contra las sombras. Porque ya
sé que va a haber pelea.
-¿Eso es todo?-me pregunta Aubery con la voz hueca
debido a que mi mano están sobre sus labios.
-Sí, ¿puedo soltarte sin que intentes asesinarme?
Aubery asiente.
-No quiero asesinarte, la verdad es que me parece muy
bien que hayas tenido esa idea porque yo también lo estaba pensando. Pero me
parece un poco racista que no hayas pensado en los brujos.
Me encojo de hombros, la verdad es que no lo había
pensado.
-Ellos no querrán enfrentarse a unas brujas, sean
malas o no ¿verdad?
-Sí, tienes razón. Lo mejor será que nos demos
prisa.-Aubery se pone en pie y se pone el abrigo.
-Espera, ¿es que vienes conmigo?
-Claro que sí tonta, ¿de verdad crees que te van a
dejar salir después de lo de esta mañana? Luke estaba que se subía por las
paredes y los demás también. Yo seré tu cómplice silenciosa y te ayudaré en tu
misión.
Me pongo en pie y me pongo yo también un abrigo que
tengo metido en la maleta debajo de la mesa. Sin Aubery no hubiese podido salir
de nuevo, es bueno que se lo haya dicho todo a ella.
-Hemos llegado. Por favor, no se olviden de presentar
sus recomendaciones en la salida, el nombre de la conductora es Aubery Holsom y
estará encantada de leer sus comentarios. Gracias, gracias…
Miro a Aubery como si estuviese loca, pero no más que
yo al tener esta grandísima idea: adentrarnos en el club Neón a hablar con los
vampiro y pedirles el favor que nos ayuden en la lucha contra los espíritus.
-¿Qué tienes planeado? ¿Entrar dentro y masacrarlos
con balas de madera para que acepten?-Aubery tiene los ojos iluminados con un
brillo que nunca había visto antes.
-¡No! Solamente hablaremos como personas que somos.
-Habla por ti, ellos están muertos.
Pongo los ojos en blanco.
-Te agradecería que no les dijeses nada de esto a
nadie, no hasta que sepa cómo explicárselo.
Aubery asiente y saca una estaca de la guantera para
escondérsela en su bota derecha que le llega hasta el muslo.
La miro atónita.
-¿Qué?-pregunta.
-¿En serio tienes una estaca en la guantera?
-Un lápiz me parecía muy pequeño para todos los de ahí
dentro.-se encoje de hombros-.Por lo otro no hay problema, no se lo diré a
nadie. Soy una tumba, tu cómplice silenciosa, la que nunca habla…
-Para ser mi cómplice silenciosa hablas mucho por ese
pico.-abro la puerta del coche-.Ahora vamos que empezarán a dudar de que
hayamos ido a ir de tiendas.
Esa es la excusa que hemos puesto para salir las dos
juntas de casa sin que ninguno de los otros nos siguiesen. Esta mañana han
estado buscando por casi toda la ciudad y sigue sin haber rastro de Elena, cosa
que me está poniendo de los nervios ya que se nos está echando el tiempo
encima. Dentro de una semana es luna llena.
-¿Qué tienes pensado entonces? Sabes que no nos
dejarán entrar.-Aubery se pone a mi altura cuando yo ya esto cerca de la
puerta.
No le contesto, algo me llama la atención en la última
planta del edificio: una de las persianas se ha movido.
-Tengo mis manos.-digo lo más tranquila que puedo.
-Y te desmayarás como lo utilices demasiado.
Fulmino a Aubery con la mirada y abro la puerta para
pasar a su interior.
El local está vacío y las luces apagadas, no hay nadie
salvo nosotras dos: las intrusas. Me coloco yo primero e intento recordar por
dónde se subía a la última planta, pero todo lo que tengo de ese día se me
borra de la memoria.
-Esto está helado.-dice Aubery abrazándose-.Será mejor
que nos demos prisa, porque me está dando muy mala espina.
La ignoro, es mejor si no quiero gritarle que no está
siendo nada optimista en esta misión y le hago un gesto para que me siga. Ella
asiente y las dos nos movemos en silencio hacia la puerta más cercana. Cuando
entramos dentro encontramos un ascensor. Miro a Aubery y ella asiente, este
debe ser por el que subimos la primera vez.
-¿Subimos?-pregunto.
Aubery pasa por mi lado y entra dentro.
-Ya saben que estamos aquí, mejor será que lleguemos
antes ¿no?
Trago saliva, se me ha formado un nudo en la garganta.
Entramos las dos dentro y ella pulsa un botón para subir. Cuando la caja
metálica se remueve, noto como asciende.
-Esto me parece una locura.-me susurra Aubery.
La miro a los ojos.
-Pues no haber venido. Nadie te lo ha pedido.
-¿Y vienes tú sola, adentrándote en este sitio? No,
las amigas están para ayudarse.
Casi me pongo a llorar de alegría cuando dice que es
mi amiga. Nunca antes había tenido una y no sabía cómo se comportaban éstas,
pero supongo que debe ser así; ayudándose las unas a las otras.
El ascensor se para y abrimos la verja. El espacio
donde no hace mucho estuve bailando está vacío y a oscuras, solamente la luz
que se filtra a través de las persianas negras nos permite ver un poco el
recinto.
Pasamos dentro y los tacones de las botas de Aubery
hacen eco. Ha venido muy mal vestida para esto: con un vestido, unas botas y un
abrigo. Nada bueno para el sitio donde nos hemos metido.
-No os hagáis los chulos y salir de donde estéis.-dice
Aubery. Su voz se ve intensificada por el eco.
Me quedo quieta cuando empiezo a escuchar unos pasos a
mi derecha y una risa hace que tenga ganas de salir corriendo de aquí. Pongo
mis manos delante de mí tal y como he estado practicando.
-Brujas, como no siempre fastidiando.-dice una voz.
Está en la esquina y cuando se acerca, veo que es Rich, el hermano de Eric. Por
lo menos esta vez lleva camisa. Sigo sin poder diferenciar sus ojos, si son
castaños o negros, pero su pelo negro es visible en esta oscuridad.
-Mira quien fue a hablar.-Aubery se cruza de brazos y
adopta una pose muy diferente de la de antes, ahora está más centrada y parece
dar hasta miedo.
Rich la ignora y sigue acercándose a nosotras. Estamos
en el centro de la sala, justo encima de la pista de baile que tanto se
iluminaba.
-¿Qué queréis? Estamos cerrados.
-Hablar.-le respondo con una voz más clara de la que
me hubiese imaginado-.Sobre un tema en especial.
-¿Un tema en especial? ¿Política puede ser?
Aubery hace un ruidito de impaciencia.
-Calla tu bocaza de una vez y escucha.-le espeta.
Miro detrás de mí, Aubery tiene sus manos a ambos
lados de ella con los puños bien apretados. Ella asiente con la cabeza y suelta
un suspiro para calmarse un poco.
-Necesitamos ayuda.-respondo, rompiendo el silencio.
Rich se ríe y millones de otras voces lo imitan. Las
persianas se suben de golpe y pego un salto al ver tanta gente aquí dentro.
Rich alza los brazos como diciendo “¿Qué se le va a
hacer?”
-Sabemos que la necesitas, tenemos ojos en todos los
lados pero ¿por qué la quieres?
Trago saliva de nuevo. Ahora la boca me sabe ácida,
prácticamente como el ambiente en el que nos hemos metido.
-Porque sois fuertes, rápidos y casi no se os puede
matar.
Rich se acerca más a mí y gracias a la luz puedo ver
que sus ojos no son ni castaños ni negros, sino verdes del color más oscuro que
haya podido ver. Casi me da miedo mirarlos.
-Tú mismo lo has dicho querida: casi. Es verdad que no
se puede matar a alguien que ya está muerto, pero nosotros no nos arriesgamos
¿verdad muchachos?-todo los presentes alzan los puños y las voces para decir
que está de acuerdo-.Ahora bien, ¿pretendéis que os ayudemos cuando ni siquiera
habéis pedido perdón por romper nuestra ventana?
Rich sonríe y se cruza otra vez de brazos. Parece
tranquilo, como si controlase la situación.
-Estaba inconsciente, necesitaban sacarme cuanto antes
de aquí.
-También me rompisteis los baños y no me devolviste la
ropa que te llevaste…-va diciendo como si yo no hubiese hablado.
Cada palabra que él dice son unas ganas de salir
corriendo de aquí, es verdad de que no tendríamos que haber venido.
-¿Eso es un no? Porque puedes comerte todas las
mierdas que tienes preparadas para decirme y así me marcho ya.
Rich abre la boca pero se ve interrumpido por otra voz
más potente. Un hombre de unos treinta años aparece detrás de él y le pone las
manos en el hombro para echarlo hacia atrás. Su pelo es rubio y tiene los ojos
verdes, es muy parecido a Eric y supongo que es el último hermano que faltaba.
Cuando él sonríe, se le marcan más los huesos de su
cara.
-Lo sentimos si mi hermano ha causado estragos,
nosotros somos gente muy amable.
-¿Aparte de cuando queréis asesinar a la
gente?-inquiere Aubery, pero su color de piel la delata, también está asustada.
-Aparte.-le responde el hombre. Deja de mirarla y me
mira a mí a los ojos-. ¿Cómo te llamas criatura?
Hago una mueca de desagrado.
-Cali, Calina Berry.
-Bien. Ethan Clapton para servirte bruja del fuego.
Hace una reverencia. Este tío es un pelmazo más grande
que una casa. Me entran ganas de vomitarle en la cara, pero quiero reservar el
bocadillo que me he comido ya que es lo único bocado que he probado hoy.
-¿Es ayuda lo que necesitáis? Cuanto siento que no
podamos dárosla.-me dice Ethan paseándose por la sala alrededor de Aubery y de
mí.
-¿Por qué no?-pregunta Aubery. Se ha puesto tensa.
-¿No te basta con las múltiples peleas que tenemos con
los cazadores y los hombres lobo? No queremos ser un estorbo ya que parece que
os las apañáis bien.
Frunzo el ceño.
-¿Solamente es por eso o porque no os apetece mover un
dedo para ayudarnos?
Rich suelta un gruñido y hace el además de acercarse a
mí, pero su hermano le detiene poniéndole la mano en el pecho. Es rápido, antes
estaba en el otro extremo y ahora está ahí…
-Es vuestra guerra y no la nuestra, además de que ya
tenemos suficiente con que nos tachen como los malos.
-¿Cómo los malos? ¿Por qué será? Ah, sí, porque quizás
matáis a gente. Qué estúpida soy.-no sé de donde salen todo esto que estoy
diciendo, pero cuando los ojos verdes de Ethan se dirigen hacia mí, me quedo
muda.
-Nos alimentamos de ella, no la matamos. ¿Sabes lo
duro que es que te digan que somos asesinos? No, claro que no, tú no hace ni un
mes que sabes todo esto.- se acerca a nosotras-.Ni siquiera sabes cómo
funcionan tus poderes, eres tan frágil como una muñeca de porcelana. Incluso
pareces una de ellas…
Se acerca rápidamente hacia mí y me pone las manos
sobre el cuello. Sus dedos están fríos pero no aprietan en absoluto. Creo que
es porque Aubery se ha desenfundado pronto y tiene la estaca sobre el cuello de
Ethan. Todos guardan silencio.
-Un paso más y te clavo la estaca.
Ethan me suelta el cuello y vuelvo a respirar de
nuevo, cosa que no sabía que había dejado de hacer. Se separa de nosotros con
sus brazos extendidos a ambos lados.
-Mis disculpas.
Niego con la cabeza y le pongo a Aubery una mano en el
brazo para indicarle que nos marchemos. Cuando estamos casi en el ascensor de
nuevo, otra voz nos interrumpe.
-¿Ya os vais? Pensé que me ibas a reservar un baile.
Rich se pone delante de nosotras y me agarra por las
muñecas para darme la vuelta y mirar hacia los ojos verdes de Ethan que casi se
salen de sus órbitas. Aubery también está atrapada por una vampira bajita y con
el pelo negro corto hasta el hombro.