martes, 24 de junio de 2014

Capítulo 33

Vuelvo a probar en llamar a la puerta de Cali, que lleva encerrada desde ayer en su habitación. No quería decir lo que le dije, pero estaba cabreado de que no hubiese confiado en nosotros y me hubiese mentido así como lo hizo, además de que se fue a un lugar infectado de vampiros y podría haber muerto. ¿Es que no sabe que lo hago para protegerla?
Ninguna voz me responde, ni siquiera sé que no se haya marchado de nuevo como lo hizo el otro día.
Le pego una patada a la puerta ya rota y esta cae al suelo haciendo un sonido sordo cuando choca contra él. Entro y subo la persiana para descubrir que la cama está hecha y no hay indicios de que nadie haya pasado aquí la noche. El cuarto de baño también está vacío.
Me enfado: me enfado mucho. Le doy otra patada a la puerta ya en el suelo. Mi hermano aparece con la toalla de ducha alrededor de la cintura y gotas de agua todavía sobre su pelo negro mojado. Por cualquier sitio por donde pasa queda una huella de su pie de agua.
-Un momento, ¿qué le ha pasado a la puerta?

-Gracias por ayudarme.-le digo a Sam de nuevo. Ya van quince veces desde que hemos salido de su casa.
Esta mañana me he levantado muy temprano para venir a su casa. No he querido entrenar hoy con Luke ni con Caden porque aún estoy enfadada y no quiero que nada se me descontrole en el interior, sobre todo con los días que cada vez están más y más cerca; pronto o serán las sombras las que resuciten o será mi poder del fuego. Por eso ahora me he vuelto a poner los guantes, ya que esta mañana he tenido otro de esos percances míos que tuve al principio, como quemar un contenedor de basura al ir a casa de Sam.
Ella se encoge de hombros. Está vestida con unas mallas negras ajustadas y una camiseta de tirantes que deja ver su pecho lleno de sudor subir y bajar con rapidez.
-Yo también tengo que empezar, hace tiempo que no corría así.-suelta un suspiro y se echa la coleta hacia atrás-. ¡Dios mío! Nos hemos recorrido más de la mitad en cuatro horas, es todo un récord.
Miro a nuestro alrededor, estamos en el interior del bosque en donde los árboles descansan más juntos y el suelo es prácticamente un lugar peligroso por el que caminar, ya que casi todo son raíces de los árboles.
-¿Qué te pareces si andamos un poco?-le pregunto.
-Me parece bien.
Nos ponemos hombro con hombro mientras levantamos los pies para saltar un tronco tumbado en el suelo.
-¿Es verdad todo eso que dicen, es bueno huir de tus problemas?-Sam me mira de reojo.
Sus ojos azules la delatan, sigue siendo la misma chica cotilla que era cuando actuaba a ser la típica adolescente normal que no tiene un arsenal de armas escondidas en su sótano y debajo de su almohada.
-Sí si así puedes salvar a algunos.-me encojo de hombros-.Ayer se enteraron de todo, no sé cómo, pero lo hicieron. Cuando me enfado soy como una antorcha humana y no quiero hacerles daño, aunque haya alguno que se lo merezca.
Sam se ríe.
-¿Y todo esto sigue en pie? Porque mi padre ya ha pedido arsenal como para matar a todo ser sobrenatural de esta ciudad.
-Pues que tenga cuidado porque si no la población se quedará en nada.-bromeo, aunque sé que es cierto y eso me duele.
Seguimos caminando casi todo el tiempo en silencio, eso es lo bueno de la Sam de verdad, que no es tan pedante como aparenta ser. Ella es callada y parece no meterse mucho en tus problemas ajenos, como si ella no tuviese sus verdaderos problemas.
-Oye, cuando he ido a tu casa esta mañana ¿es que tú no duermes?-le pregunto casi riéndome, he ido a su casa a las seis de la mañana, y ya estaba vestida y desayunada.
-Los cazadores somos gente madrugadora, es nuestro trabajo-me explica-, algunos casi ni duermen por estar todo el día patrullando. Nosotros tuvimos uno en nuestro grupo.
-¿Tuvisteis?
Sam asiente.
-Sí, su hijo lo tuvo que ingresar en un hospital para que lo cuidaran, ahora es él el que está con nosotros, creo que se llama Sturad.
-Stuart.
Stuart es ese muchacho tan simpático que conocí cuando fui a casa de Sam para que su grupo de cazadores accedieran a venir con nosotros en la lucha contra las sombras, él no parecía muy a la favor de los cazadores pero según me dijo, le encantó esta idea de participar y reavivar la chispa de nuevo.
-Es lo que he dicho.-replica Sam.
Pongo los ojos en blanco. Miro de nuevo a mi alrededor, el aire empieza a oler a podrido y me lloran hasta los ojos. Sam parece notar lo mismo porque sus manos  pasan a estar sobre su nariz y se la tapa, haciendo que su voz, cuando hable, suene muy estúpida.
-¿Pero qué es ese olor?
-No lo sé, pero huele que apesta.
Nos acercamos a un lugar en el que no hay árboles, ni siquiera la hierba es fresca ya que está amarilla y pelada. En el centro del descampado hay ropa: mucha ropa, o eso es lo que creo.
-¿Qué mierda es esta?-pregunta a Sam a nadie en especial.
La dejo ahí plantada mientras me acerco hasta la ropa del suelo, que parece ser la fuente de ese olor asqueroso. Me agacho y extiendo la mano hacia una de las telas negras que hay en el suelo y cuando la agarro noto como pesa.
Me caigo al suelo y pego un grito de terror, no son solo ropas, sino que también son personas…
…personas muertas. Son cuatro puertos: dos mujeres y dos hombres. Sus ojos están abiertos de terror y sus bocas están levemente abiertas, como si esta expresión hubiese sido la de antes de morir.
Me echo hacia atrás dando patadas a una fuerza invisible cuando Sam me agarra de los hombros y hace que me cantee para no mirar más los cuerpos muertos.
-Shhh, está bien…-sus ojos están pendientes a los cuerpos-.Ahora vuelvo, ¿vale?
La veo acercarse a los cuerpos y poner sus manos sobre ellos, uno por uno. Cuando vuelve hacia mí, su expresión está rígida y su piel blanca como la leche. Me agarra del hombro y me clava las uñas, me obliga a ponerme en pie y a andar en dirección contraria.
-Son…son de las cuatro especies: vampiro, hombre lobo, brujo y humano.-su voz resulta apagada-.Esto no lo han hecho sin querer, alguien ha tenido que hacerlo para algún fin…
Ya sé por dónde van los tiros.
-¿Crees que…?
…que Elena ha asesinado a estas personas para llevar a cabo el hechizo de invocar a las sombras que se llevará a cabo dentro de tres días.

-¿Se puede saber qué estás buscando? Así yo también te ayudaría a buscarlo y no montar tanto jaleo.
Sam me ignora por completo y sigue buscando en los cajones del mueble de su salón. Hay montones de cosas dentro de él que ahora tiene Sam a su alrededor: desde una jarra de plata hasta una muñeca sin cabeza de plástico (supongo que la muñeca de Sam de pequeña, aunque ¿ella jugaba con muñecas? Yo pensé que se divertía clavándole un cuchillo a algo). Me siento en el sofá y espero a que ella se rinda o me diga algo; mientras pongo los pies sobre la mesa y me quedo contemplando el techo, pensativa y recordando el olor a muerto del bosque y los tres cadáveres de las cuatro personas de él. Eso ha tenido que hacerlo una persona que sabía lo que hacía, no un accidente.
-¡AQUÍ ESTÁ!-Sam se pone en pie con un libro gris lleno de polvo que puede tener más de mil páginas. Se nota que es antiguo, sobre todo por las páginas; de un color amarillo que casi parece que al tocarlas puedan hacerse ceniza sobre tus dedos. Por otro lado, Sam pasa las páginas como nada, tan rápido que no sé cómo se entera de lo que está leyendo.
>>Tiene que estar por aquí… ¡Ajá! No, espera, esto es sobre cómo hacer el anillo de un vampiro…-vuelve a pasar las páginas-.Ahora sí… ¡Aquí está!
Me aparta los pies de la mesa con un empujón y estoy a punto de caerme al suelo. Sam se pone a mi lado y deja el libro sobre la mesa, ahí extiende el brazo para señalarme la primera página, la otra tiene un dibujo de una luna, un caldero y un cuchillo… no sé qué quiere decir.
-<<El hechizo de “Sacrificio” es el más utilizado entre los brujos hoy en día, también allí por los siglos diecisiete y dieciocho-lee Sam en voz alta-.Su poder es tal, que es capaz de hacer que el que lo utilice tenga la fuerza de la gente que mata, así usando su sangre y mezclándolo con una de las reliquias de la persona que lo hace. No tiene por qué ser otro brujo, puede ser otro tipo de raza (como vampiro, hombre lobo y cazador), la de humano es tan inútil que no es necesario matarlos. >>
-¿Quieres decir que las han matado para hacer un hechizo y ser más poderoso?
Sam asiente y se echa hacia atrás, casi hundiéndose en el sofá de cuero negro. Su tez es blanca como la leche y sus ojos azules resaltan más sobre su rostro de niña pequeña que tiene, haciéndole parecer más delicada; aunque claro, ella es una cazadora.
-Y me apostaría mi marca que ha sido Elena, ella necesita la fuerza suficiente para poder hacer el siguiente hechizo de resucitar a los espíritus.
-Pero eso significaría que ya están dando por supuesto que voy a acceder a hacerlo yo también.-digo a media voz.
-¿Es que no te das cuenta?-la voz de Sam es dura-.Desde que viniste aquí sabían que ibas a acceder a voluntad o por fuerza. Van a conseguir que lo hagas, pero nosotros estaremos preparados.
Me hundo en el sofá a su lado.
-Debería ser yo la que muera.-digo con voz apagada-.Ahora ya no necesitamos buscar a Elena, ella podría matar a cualquiera, necesito ser yo la que muera.
Sam no dice nada, sino que se queda mirando a ningún punto en especial con la expresión cansada.
-Necesito que me hagas ese favor Sam.-le insisto canteándome para verle mejor la cara-.Necesito que me jures que si no sale bien, serás tú la que me mate.
-Debería decirte que no, pero yo haría lo mismo en tu lugar: prefiero que muera una persona a miles de ellas.
Suelto un largo suspiro.
-Gracias.

Cuando salgo de casa de Sam no sé a dónde voy, pero sé que no quiero entrar aún en casa para que Luke, Caden y los demás me digan que lo que he hecho es una imprudencia, ya tengo mal sabor de boca por todo lo que está pasando a mi alrededor, no quiero tener que contárselo. Ellos no se van a enterar del trato que he hecho con Sam, nadie debe saber que voy a morir.
La idea de morir me resulta escalofriante, como tocar con los dedos la fría hoja de la empuñadura que te atacará dentro de poco; todo el mundo sabe que cuando naces, algún día llegará tu fin, pero es algo imprevisto, nadie sabe que morirá el día menos pensado: yo sí.
Me entra un escalofrío cuando el frío empieza a alzarse de una manera tan extraña, que creo que no estoy sola. Alzo mi cabeza para ver, con pura sorpresa, que estoy delante de mi casa: mi verdadera casa. Ni la de Caden, ni la de Londres, esta sí que es mi verdadera casa. La puerta está en el suelo y el jardín está mal cuidado por los días sin cortarlo, con trozos de neumáticos sobre la tierra. Subo los escalones de la entrada y descubro que todo está más roto que cuando me fui por última vez, como si alguien o “algo” hubiesen venido después.
Entro en la casa y descubro que no hay nada más que escombros de madera rota y cristales que crujen cuando las pisas. Miro dentro de la cocina donde el frigorífico está tumbado en el suelo y el microondas hecho añicos. En el salón todo está igual que antes, salvo por que las cosas que había en los cajones ahora están abiertos y las cosas tiradas por donde quiera que miras.
Suelto un suspiro y por un momento me entran ganas de llorar y de destrozar más las cosas rotas que hay por aquí. Es solo un momento, porque después escucho un ruido sordo procedente de la casa: del sótano, siendo más específicos. No sé si es porque hace apenas dos días estuve en un lugar infectado de vampiros y ahora estoy más sensible que nunca, pero voy corriendo a la cocina y cojo uno de los cuchillos que hay tirados en el suelo. Después, abro el picaporte de la puerta del sótano y trago saliva cuando veo las escaleras que dan hacia el agujero negro que tanto odio.
La luz solamente da hasta la mitad de las escaleras así que la otra mitad voy a oscuras y en silencio. Cuando llego abajo busco a tientas el interruptor de la luz. Cuando la sala se ilumina, ahogo un grito y el cuchillo se me cae de la mano. Una sombra se alza sobre mí y me caigo al suelo para ver sus ojos azules con un matiz de furia. Me da un golpe en la cara y siento un escozor en la mejilla. Intento alcanzarla yo con mis manos pero nunca llego a tocarla, porque se desvanece para aparecer de nuevo sobre las escaleras. No tiene boca, pero noto como se ríe de mí.
-Spirit estúpida, Ignis era más astuta que tú, aunque nos abandonó. Tú no harás lo mismo, solo faltan tres días para que pueda volver a la vida y así lo haré, ¿de acuerdo? Donde pasó todo, ahí haremos el ritual… donde pasó todo.
La sobra desaparece y me quedo sola con la respiración agitada. Me vuelvo a poner en pie y mis manos se cierran sobre la empuñadura del cuchillo frío y metálico. Miro a mi alrededor por si otra sombra se abalanza sobre mí. Pero solamente encuentro cajas de cartón. No sabía que aquí había cajas como esas, aunque supongo que son las que guardan la comida que Elena escondía de Chris…
Me acerco a ellas aun echando un vistazo a mi alrededor y las tiro al suelo para mirar en su interior. Están cerradas por celofán, pero las abro igualmente con el cuchillo que tengo en mi mano. En estos momentos me recuerdo a un personaje de alguna película…
…abriendo una caja llena de armas. Armas como espadas, cuchillos y pistolas, hasta con municiones de balas; pero no son las normales, son de madera y de plata, después están las que creo que son para los humanos. Saco todo el arsenal y en el interior descubro que está el nombre de mi padre, escrito con su puño y letra.

lunes, 23 de junio de 2014

Capítulo 32

Dejo el vaso de agua sobre la mesa y me siento en el sillón al lado del señor James, que parece muy tranquilo a pesar de tenernos a Connor y a mí en ascuas.
Connor no deja de pasarse las manos por sus pantalones, nervioso. Me lanza miradas de vez en cuando y vuelve sus ojos al señor James de nuevo, acusándolo por no haber dicho nada desde que entró en casa.
-¿Cuánto tiempo hace que lo sabes, Cali?-el señor James por fin habla, pero no es lo que me imaginaba que iba a decir.
Empiezo a tartamudear, pero no sé a qué se refiere.
-De lo que eres.-me responde el orientador.
-Desde hace pocas semanas, ¿cómo lo sabe usted?
Me inclino hacia delante porque estar sentada tan recta hace que me duela toda la espalda. Connor también parece hacer lo mismo que yo y ambos miramos al señor James a los ojos. Él no parece notarlo.
-Iba con tus padres al instituto ¿sabes? Casi se puede decir que tu madre y yo éramos uña y carne.
-¿Es usted un brujo?-pregunta Connor.
El señor James sonríe.
-Así es, uno de los más influyentes si se puede decir.-suspira-.Pero no es a por mí por lo que he venido a hablar, sino por ti, Cali.
Vuelvo a balbucear.
-¿Por mí, por qué?
-Tú tío está preocupado por ti y me ha mandado para venir a verte, le prometiste que le llamarías todos los días y no lo han hecho ni una sola vez.
-¿Es usted el amigo de Chris? Pero yo pensé que vivía aquí.
El señor James vuelve a sonreír y se bebe de un trago el resto del agua que quedaba en el vaso. Quiero preguntarme muchas más cosas, pero mi cerebro va procesando toda la información.
-No vivo aquí, estaría loco si lo hiciese (sin ofender), pero me encanta trabajar aquí, ya que puedo ayudar a cualquiera.-deja el vaso sobre la mesa y vuelve a decir-: ¿Por qué no lo llamas? Tu tío está que se sube por las paredes, puede ser que yo también esté anticuado, pero creo que una llamada no va arruinarte.
-No he podido en todo este tiempo.-miento.
-Soy psicólogo, ¿de verdad crees que no sé cuándo mientes?
Suelto un suspiro.
-Bien, no quería hacerle sentir peor ¿vale? Él ya ha sufrido bastante como para que se entere de todo lo que está sucediendo.
-¿Y qué es lo que está sucediendo?
Miro a Connor que asiente con la cabeza. Le cuando al señor James todo, desde que las sombras han estado persiguiéndome hasta que necesitamos encontrar a Elena para que todo esto termine. Cuando termino de contárselo, no puedo parar de pensar en el último día que lo vi, en su oficina, hablando por teléfono.
-Ahora que sabes todo, ¿quién es Cameron? Usted sabía lo que yo era, pero no me lo dijo.
-A eso me refería con un de los brujos más influyente, yo y otros brujos u seres sobrenaturales somos los profesores de un instituto en donde se enseñan a controlar tus poderes. Cameron es el director de ese instituto.
Empiezo a pensar en ir a ese instituto, en que mucha gente me ayudaría a centrarme en controlar mis poderes, debería estar bien para variar. A pesar de que Connor me ha confirmado que yo tango una ayuda especial por parte de algo que me hace controlarme, aunque sea tarde.
-¿Y ha venido solo a decirme por qué no llamo a mi tío?
El señor James arquea una ceja.
-Eres muy lista Cali, ya sé a quién sales. He venido a deciros que estoy con vosotros, lucharé a vuestro lado en esta lucha.
Connor casi se cae al suelo cuando escucha eso.
-¿De verdad?
-¿Piensas que estoy mintiendo después de hacer ciento cincuenta kilómetros, chico?
Yo también me quedo pillada cuando le escucho decir que él luchará con nosotros.
-¿Qué podes tiene usted, si puedo preguntárselo?
El señor James niega con la cabeza.
-No tengo ninguno, solo poseo la capacidad de hacer hechizos y demás. Le pasa a muchos, no es de extrañar.
En estos momentos, no sé si el señor James me da envidia o me siento afortunada de mi poder.

Connor está tumbado en el sofá con los ojos fijos en las vigas del techo. Su pecho sube y baja suavemente y eso es lo único que me indica que está vivo, ya que sus ojos ni se mueven ni un milímetro. Su mano está en su frente y se la frota levemente con expresión cansada.
Yo estoy sentada en el sillón, con la barbilla apoyada en las rodillas abrazadas por mis manos. Ni siquiera me he levantado a despedir a nuestro orientador del instituto, me he quedado congelada.
La puerta se abre con un ruido y choca contra la pared de lo fuerte que la han empujado. Connor y yo nos ponemos en pie como si nos hubiesen tirado un cubo de agua fría. Luke y Caden aparecen y el primero no tiene tan buena cara.
-¿Qué pasa?-pregunta Connor.
Caden se adelanta y lo coge del brazo.
-¡Es que no pensabas contárnoslo!-grita Luke en esos momentos. Está andando en círculos con la misma expresión que un psicópata. Me mira a los ojos y me siento en el sillón asustada.
-Oye Connor, ¿no nos están llamando?-Caden empieza a retroceder lentamente con los ojos fijos en su hermano.
Connor se va corriendo y antes de desaparecer dice:
-Sí. Yo creo que sí.
La puerta se cierra detrás de Caden que, antes de irse me hace un gesto con el dedo gordo alzado. Creo que me estaba intentado dar buena suerte. Yo solo puedo pensar que son unos cobardes al dejarme aquí sola comiéndome todo el marrón; aunque, mirándolo de otro modo es todo mi culpa, yo sabía que se iba a poner así.
-¿Vas a contestar?-me pregunta Luke con el mismo tono que antes.
-¿Qué quieres que te diga? Ya lo sabes, sino te lo he dicho habrá sido por algo. Mírate, estás hecho una furia.
Me pongo en pie y me cruzo de brazos, estar sentada me hace parecer más débil.
Luke descuelga el saco de boxeo con una sola mano y lo tira al suelo como si fuese un simple saco vacío.
-¿Cómo quieres que no lo esté? Cali, me prometiste que no lo harías.
-Pero es que necesitábamos ayuda ¿vale? Y ellos han accedido, desgraciadamente no los vampiros. Pero una ayuda es una ayuda.
Si antes Luke estaba enfadado, ahora es él el que echa fuego por las orejas.
-¿Fuiste a hablar con los vampiros? ¿Pero tú estás loca?
Me echo hacia atrás y agradezco que entre nosotros haya un sofá.
-Eso es otra cosa, no me lo eches en cara. El caso es que gracias a mí los cazadores van a ayudarnos, ¿no es eso lo que cuenta?
-No, lo que cuenta es que actuaste a nuestras espaldas. No confías en nosotros, eso hace que te expongas a ti o a nosotros en peligro, como si no tuviésemos los recursos suficientes.
-¿Me estás llamando irresponsable?-mis ojos tienen ganas de llorar, pero sé que no es por tristeza sino por impotencia a no saber cómo defenderme. Ahora me acuerdo del otro día en la azotea; sus manos sobre mi cintura… eso ahora queda muy lejos.
-No es eso lo que estaba intentando explicarte-dice Luke como si se hubiese dado cuenta ahora-.El caso es otro, Cali.
-No, el caso es que vosotros sabíais lo que me pasaba desde el principio y dejasteis que creyera que me estaba volviendo loca, ¡os estabais burlando de mí! Y no digas nada irresponsable, porque tu segundo nombre es ese.
Luke se acerca a mí y sus manos quieren tocarme, pero me aparto corriendo y me pongo entre la puerta del pasillo y el sofá, ya con las lágrimas a medio camino.
-No, ahora vas a escucharme. No entiendo cómo puedes hacer esto, ni siquiera cómo tienes el valor de hacerme esto, primero tú me besas y después me tratas como si fuese tonta, vuelves a besarme y ahora me gritas por intentar salvar nuestras vidas. ¡Porque es lo que estaba haciendo! Decide qué quieres, porque esto se está acabando.

-¿Qué es eso?-le pregunto a Eric cuando llegamos al claro del bosque. Estamos en una nueva zona que no hemos rebuscado antes, al lado de un río en donde el agua corre deprisa y sin rumbo, libre.
Eric está agazapado como un león en la hierba aún congelada por culpa de la nieve, los momentos de frío son los peores para cazar, si tienes que hacerla. Te impide correr rápido, ser sigiloso además de hacer un frío de la leche. Por eso me encantan los seres sobrenaturales, sobre todo los vampiros; viven para siempre y, su único precio es que no puedes ver la luz del sol y solamente te alimentas de sangre.
-Creo que es sangre, pero está más que seca.-se pone en pie y se restriega las manos en los pantalones. Se cantea a mirarme y me saca sus siempre sonrisas que tiene para mí, es una de las cosas que no me canso de ver, me considero egoísta por ello.
-¿Sangre?-repito-. ¿Sabes de qué es?
-No estoy seguro, puede que de un humano pero podría ser también de animal, no lo sé.
Me acerco a él y le tiendo una mano, él me la coge sin pensárselo y empezamos a caminar al lado del río colina arriba.
-¿Qué crees que pasará?-le pregunto a Eric después de un rato. Seguimos agarrados de la mano y seguimos caminando, más por descansar que por buscar a la bruja, Elena-.Si todo esto sale mal… ¿crees que seremos capaces de arreglarlo?
-No lo sé. Puede que no, que estemos ya condenados y nuestro tiempo libre lo estamos desperdiciando-se ríe-.Es solo una broma, no me mires con esa cara. Sí, seremos capaces de arreglarlo todo, eso es a lo que nos dedicamos ahora ¿no?
Asiento pensativamente mientras miro detrás de nosotros, hacia el río que parece no tener final.
-¿Cuándo recibirás tu marca?-me pregunta Eric pasándome la mano por el hombro y acercándome más a él. Nos paramos en seco y me cantea para mirarlo a la cara. No soy bajita y eso me gusta, por eso hay veces que me pongo tacones, para ser igual de alta que los hombres y así tener la misma autoridad (más o menos).
-Puede que mañana o pasado… no lo sé.-me arremango la camiseta del brazo izquierdo y señalo la parte del antebrazo que se une al codo-.Aquí, es donde la tenía mi abuela. Será solo una marca, depende de en qué grupo de cazadores esté será diferente.
-Marcada con tinta negra.
Asiento despacio.
-Se está haciendo de noche-me dice Eric-. Será mejor que nos marchemos cuanto antes de aquí, este sitio no me da muy buena espina.

martes, 17 de junio de 2014

Capítulo 31

Llaman a mi puerta y me levanto de la cama con los ánimos por los pies, que van arrastrando y llevándose todo el polvo que hay en el suelo. Anoche dormí como un tronco gracias a la pelea con los vampiros en su local, se puede decir que les ganamos gracias a mí, pero no sé si eso es bueno; a ver, estoy contenta pero molida a la vez, me metí en un lugar infectado de gente que quería matarme y arrastré a Aubery conmigo. En estos momentos no sé si soy la heroína que tengo que ser. Porque es eso: tengo que salvar a gente, a mucha gente, pero no sé cómo hacerlo.
Cuando abro la maldita puerta, Luke está detrás apoyado en el marco como si nada y ojeando una revista que parece ser de cotilleos.
-¿Es que no pensabas entrenar? Son las once de la mañana. Me estoy replanteando ponerte un horario para que así no hagas lo que te venga en gana.
Pongo cara de pocos amigos y me cruzo de brazos, en estos momentos no me importa tener un aspecto deprimente de “recién levantada”.
-Sigue así y serás uno de esos instructores a los que todos les cogen manía.
-Imposible, todo el mundo me ama.
Paso por su lado ignorándolo por completo.
-No todo el mundo.-murmuro para mí.
-¿Sabes que además soy un súper lobo, verdad? Puedo oírte.
-¿No me digas?-le digo.
Pego un brinco cuando en el salón veo que hay colgado del techo un saco de boxeo que puede ser tan alto como yo pero mucho más ancho y pesado. Tuerzo la cabeza para ojearlo desde otro ángulo, tiene trozos de celofán negro por casi todos lados.
-¿Qué mierda es esto?
-¿Esto?-Luke se pone a mi lado y señala el saco-.Es tu nuevo instructor, Caden se ha ido a hablar con su jefe por lo de la tienda y yo me voy a registrar el perímetro por si aparece Elena.
-Si no la habéis encontrado antes, ¿por qué ahora?
Luke se encoge de hombros.
-Porque tiene que ser así, los buenos siempre ganan.
Empiezo a recordar el día anterior en donde yo quemé el piso del local de los vampiros, también recuerdo a las sombras diciéndome que si no son ellas las que destruyan esta ciudad, seré yo por no ser capaz de controlar mis poderes.
Me entra un escalofrío.
-Ya no estoy segura de quiénes son los buenos en esta historia.
Luke me agarra del hombro que ayer estaba tan magullado y descubro que me sigue doliendo un poco.
-¿Qué te pasa? Parece que te hubiesen quitado todo el positivismo de encima.
Suspiro y me obligo a sonreír.
-Que odio tener hambre, eso es todo.

Ya estoy sola y empiezo a darle patadas y puñetazos al saco de boxeo que tanto pesa. Me imagino que son todos mis problemas y le arreo tan fuerte que soy capaz de moverlo un poco, no me importa hacerme daño si el caso es entrenar para volverme más fuerte.
Pienso en todo lo que está pasando: las sombras se quieren despertar del todo y para eso me necesitan por mi poder, si acepto destruirán todo esto; por otro lado si no acepto, seré yo la que lo destruya. Elena me ha mentido todo este tiempo haciéndose pasar por casi mi mejor amiga desde que tenía diez años. Solo faltan siete días para que todo eso suceda, necesitamos matar a Elena o sino, tengo que morir yo, cosa que no es tan mala ya que yo ocasiono la muerte de muchas personas en ambos casos. También tenemos que ahora los vampiros quieren verme muerta por la destrucción de su club, tengo que decirle a todos que les he mentido y que he ido a hablar con los cazadores y estos no saben que no lo saben… Sí, se puede decir que tengo muchos líos en los que pensar.
Llaman a la puerta y Connor aparece vestido con una camiseta de cuadros rojos y negros y unos vaqueros oscuros con unas zapatillas negras. Me saluda con la mano y cierra la mano.
Le doy otra patada al saco de boxeo y lo consigo mover más que antes. Estoy que chorreo de sudor y tengo tan calor que creo que es por el fuego que tengo dentro y lo cabreada que estoy sin saber.
-¿Cómo estás?-me pregunta Connor-. ¿Te has visto? Porque estás horrible.
Eso consigue llamar mi atención y me paro en seco.
-¡Dios mío Cali!-me señala las manos y sus ojos verdes se abren como platos-.Tienes que curarte eso ahora mismo. Ven.
Connor me empuja hasta la cocina y una vez allí me pone las manos debajo del chorro de agua fría. Escuece. Se me ha olvidado ponerme las vendas en las manos y ahora mis nudillos están que chorrean sangre, no me había dado cuenta hasta ahora, ni siquiera había notado el dolor.
-Está bien.-le digo sin importancia. Connor me pone una servilleta sobre los nudillos y empieza a quitarme el agua de la piel. Ahora sí que escuece.
-No, no lo está. Puedes dejar de hacerte esto ¿sabes, Cali? Como si todo fuese culpa tuya, cuando no lo es.
Intento buscar sus ojos verdes, pero tiene la cabeza agachada.
-¿Qué quieres decir con que no es culpa mía?
-Pues que nada de lo que está pasando es por tu culpa, así que deja de actuar como si el mundo se estuviese desmoronando.
-Pero es que todo es culpa mía ¿vale? Yo… la explosión del otro día fue por mi culpa y creo que ya lo sabes, siempre que me enfado algo malo pasa. Cuando me pongo nerviosa, cuando quiero ayudar… Simplemente soy un estorbo, no sé para qué estáis buscando a Elena si ya sabéis que quien tiene que morir soy yo.
Connor deja la servilleta en la encimera y me mira enfadado por primera vez en todo el tiempo que le conozco.
-Estás de coña. Aquí nadie tiene que morir salvo los malos, por eso estamos aquí.-hace una pausa y después dice-: Sí, hiciste que Nate y Caden se quedaran sin trabajo ¿y qué? Eso apestaba, nadie compraba nada, en parte les has hecho un favor.
>>Cada vez que ten enfadas haces explotar cosas o quemas a gente o cosas, eso le pasaría a cualquiera pero tú lo acabas controlando ¿sabes por qué? Porque hay algo que te sirve de ayuda y solo tenemos que encontrarla.
Miro a Connor a los ojos y no puedo evitar pensar que él es el más valiente de todos. Cuando se enteró que su amigo era un hombre lobo seguramente no se le vino abajo el mundo como a mí cuando me enteré que yo era una bruja, seguramente él sea la ayuda de Nate.
-¿Cómo lo haces? No volverte loco.
-Al principio pensé que todo est era de locos y casi ni salí de mi habitación en una semana.-me dice con los ojos llenos de recuerdos. Después sonríe-.Pero un día me dije que había gente sufriendo por hambre, guerras, pobrezas… y me dije: nuestro problema no es tan malo, vale sí, mi amigo es un hombre lobo ¿y qué?
-¿Y qué me dices de lo de ahora?-le pregunto.
-¿Unas viejas que quieren volver a la vida por venganza? Pss, no se acerca ni a la suela de mis zapatos.-me pone una mano en el hombro-.Lo vamos a conseguir, ¿vale? Te lo juro.
Dejo escapar una risa, no sé si es porque sé que no me lo creo o porque se me pega un poco de su seguridad; en todo caso dejo que me abrace.
-Oye, ¿tú no tenías que llamar a tu tío todos los días?-me pregunta Connor con voz hueca debido a que tiene la cara entre mi cuello y mi hombro.
Me separo de él y me subo a la encimera de un salto.
-Él es la única persona que sabe si estoy bien o mal, ¿de verdad crees que se va a creer que aquí no ha pasado nada malo? No quiero que se haga ilusiones.
Llaman a la puerta de nuevo y voy a abrir casi corriendo. Me sorprende ver que detrás de la puerta no es nadie a quién no haya visto más de dos veces.
-¿Señor James?-pregunto con el ceño fruncido.
Así es, es el señor James, el orientador del instituto y a cuyas citas he asistido dos de unas pocas más. Está vestido diferente, de día normal, con vaqueros y una chaqueta vaquera. Su barba castaña ahora es más abundante y puedo ver ojeras bajo sus ojos, como si no hubiese dormido en días.
-Por favor, llámame James.
-¿Qué hace usted aquí?-le pregunto ignorando su último comentario.
El señor James sonríe y por un momento se le ilumina la cara pálida llena de pequeñas arrugas.
-Antes de contestar las preguntas que seguramente son muchas que tengas planeadas hacer, ¿puedo tomar un trago de agua? Estoy que me muro de sed.

-¿Te has planeado matar a ese tipo? Caray, es más insoportable que tú y eso es mucho.
Salgo de lo que antes era la tienda de música de Caden, seguido por él mientras su jefe nos grita como si fuésemos simple basura. Según él la explosión no sucedió así por así, cosa que es cierta, pero que no podemos admitir.
-¿Quieres que hablemos de cosas insoportables o de irritantes? Porque así puedo preguntarte a qué mierda estás jugando.
Mi hermano me pone una mano sobre el hombro y hace que me cantee de cara a él con ferocidad, como si hubiese estado esperando este momento para hacer esto, sea lo que sea.
-¿Qué quieres decir?-pregunto arqueando una ceja.
-Pues eso: ¿a qué mierda estás jugando con Cali? Luke, ahora no tienes tiempo de hacer lo que te venga en gana, no cuando de verdad la necesitamos y ella nos necesita a nosotros.
-¿Estás insinuando que estoy jugando con Cali?-inquiero apartando la mano de Caden de un manotazo.
Caden se cruza de brazos.
-¿Y qué estás haciendo si no? Primero la besas (sí, lo escuché) y después la tratas como a una estúpida por aportar ideas geniales. Muy bien, ese sí que es un plan para conquistarla.
Abro la boca pero vuelvo a cerrarla sin nada que decir, por un momento me he quedado en blanco pensando qué respuesta razonable puedo decir. No sé qué es lo que siento, no sé si estoy enamorado de ella o simplemente estoy jugando con ella como hago con casi todas. Ninguna consigue llamarme la atención lo suficiente, pero Cali es diferente, ella consigue llamarme tanto la atención que casi solamente pienso en ella todo el tiempo.
-¿Qué es eso?-Caden señala detrás de mí. Cuando me canteo veo a lo que se refiere: el sheriff y su hijita Sam se encaminan en dirección al bosque.
Intercambio una mirada con Caden y, antes de que ninguno diga nada, nos encaminamos a seguirlos.
Andan deprisa, más que cualquier humano corriente, ya que los cazadores se entrenan mucho para ser casi igual de rápidos que sus oponentes (brujos, hombres lobos y vampiros) y también ser igual de fuertes. Pero claro, para eso utilizan más las armas. Ellos son como los que nos mantienen a raya, los que hacen que no existan disputas entre nuestras especies y se encargan de perseguir y después matar a cualquiera que incumpla las normas; luego están los cazadores furtivos (así es como los llamamos algunos) que se encargan de matar a cualquiera por ser como es ya que somos abominaciones y no somos más que bestias.
Llevamos mucho tiempo andando detrás de ellos dos cuando llegamos a los límites de nuestra zona y su zona. En el mismo descampado en donde Cali hizo el fuego a nuestro alrededor están ellos ahora, pero los podemos ver escondidos detrás de los árboles gracias a nuestra visión. También podemos escucharlos a la perfección.
-¿Estáis seguros de que hemos mirado por todos lados?-pregunta en esos momentos Sam-, porque solo faltan siete días y si no aparece ahora va a ser demasiado tarde.
-Puede que no sea a ella a la que tenemos que buscar, sino a las sombras, ellas deben de esconderse en algún lado.-dice uno de los hombres que están allí también.
El sheriff carga su escopeta y lo mira con los ojos entrecerrados.
-¿De verdad Jeff? A las sombras no se las puede matar a no ser que tengan cuerpo para atravesarlas. Nos las apañaremos ahora buscando a la bruja y después, combatiremos con ellos.
Unas voces difusas se alzan
-¿Con ellos? Pero si no hace nada que se colaron en nuestro recinto.
-¿Y qué queréis que le hagamos? Ya escuchasteis a la otra, si no las paramos matarán a todo el que se le ponga por delante y ningún cartel de “Está abandonando Ravensfox” las detendrá para matar a toda la población mundial. Son poderosas, por eso poseen los elementos de la naturaleza.
Miro a Caden de reojo, que está igual de atento y confuso como yo mismo. Vuelvo mi mirada hacia los cazadores que están preparando sus armas.
-Pues entonces que lo haga aquella chica, porque ella también posee el poder de uno de los elementos ¿no?
-Es una chiquilla.-le responde el sheriff-. ¿De verdad estamos cayendo tan bajo amigos? Se supone que hacemos esto para proteger a la gente pero también a las otras especies, ¿y si fuese tu hija, eh? No dirías lo mismo.
Entonces todos se callan y se cantean para caminar en lado contrario a nosotros. Cuando los veo desaparecer me dejo caer en el suelo con la espalda apoyada en el árbol y miro al cielo que se está empezando a nublar.
Caden se pone en pie. Parece que está sonriendo, pero a mí no me hace ni pizca de gracia. Parece ser que alguien me ha mentido